Resumen:
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La liturgia de la Iglesia llama hermosa a María por tres razones: es llena de gracia y, por lo tanto, la adornan todos los dones del Espíritu Santo; su amor a su Hijo y a todos los hombres es un amor puro, de esposa y madre, y su participación en los misterios de la concepción, muerte y resurrección de Jesucristo se hace realidad de manera suave y silenciosa, con armonía y con fidelidad.
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