Joaquim von Braun: “En 2030, más de 590 millones de personas podrían vivir en condiciones de extrema pobreza”

V Congreso Internacional Pobreza y Hambre

Joaquim von Braun: “En 2030, más de 590 millones de personas podrían vivir en condiciones de extrema pobreza”

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Joaquim von Braun: “En 2030, más de 590 millones de personas podrían vivir en condiciones de extrema pobreza”

El presidente de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales, Joaquim von Braun, ha afirmado en el V Congreso Internacional Pobreza y Hambre que “es necesario priorizar las inversiones para erradicar el hambre hacia 2030 o 2040”. “La tasa mundial de pobreza extrema registró un preocupante aumento en 2020, revirtiendo décadas de avances” y, de continuar las tendencias actuales, "en 2030 más de 590 millones de personas podrían vivir en condiciones de extrema pobreza”.

Para el ponente, “este fenómeno refleja la naturaleza multidimensional de la pobreza, fuertemente influida por factores como los conflictos armados, las guerras comerciales, el cambio climático, las crisis humanitarias, la acumulación de deuda y los recortes en la ayuda internacional. Estos elementos no sólo afectan a la seguridad alimentaria y los sistemas de salud, sino que también obstaculizan el desarrollo sostenible y la estabilidad política”.

Frente a este panorama, “líderes internacionales, con el papa Francisco a la cabeza, firmaron un documento que reclama el derecho fundamental a la resiliencia climática y propone una cooperación global para frenar el calentamiento global, impulsar la adaptación y garantizar una recuperación justa para los más vulnerables”, ha expuesto.

Por ello, el presidente de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales ha hecho hincapié en la necesidad de llevar a cabo planes a corto (25 años) y largo plazo (25-100 años), y ha subrayado la importancia de una “acción rápida y multifacética”: desde la reducción de emisiones hasta una financiación innovadora, pasando por soluciones climáticas basadas en la naturaleza. Asimismo, ha destacado “el papel de las naciones ricas para empoderar a los países que menos han contribuido a la crisis, pero que más sufren sus efectos”.

Von Braun también se ha referido al Año Jubilar 2025 como “un proyecto con cumbres regionales para promover iniciativas a nivel global y avanzar hacia un mundo más justo, resiliente y sostenible, y que se quiere convertir en un punto de inflexión para abordar las deudas monetarias y ambientales”.

Entre las soluciones planteadas están la conversión de deudas en fondos para energías renovables, la lucha contra la pobreza y la mitigación del cambio climático, pues “la migración climática, impulsada por fenómenos extremos y falta de resiliencia, se perfila como un desafío creciente, al igual que las crisis políticas derivadas de la insolvencia económica”.

En cuanto a las recomendaciones clave, el presidente de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales ha apostado por “las innovaciones políticas, tecnológicas e institucionales, el rediseño de las ayudas humanitarias con sistemas de protección social más flexibles, las acciones basadas en pronósticos y anticipación de crisis, un pasaporte internacional para refugiados climáticos, y mayor cooperación entre ciencia y fe para enfrentar las raíces de las crisis humanitarias”.

Por último, este experto ha subrayado la necesidad de “priorizar las inversiones para erradicar el hambre” para lo que ha propuesto “una metodología basada en modelos de intervención a gran escala, que permita evaluar el costo, impacto y eficiencia de cada estrategia en la lucha contra el hambre, maximizando el uso de recursos financieros limitados”.

Enrique Benavent: “La fe cristiana no sólo ha de saber detectar pobrezas, sino también a los pobres”

El V Congreso Internacional Pobreza y Hambre, que este año se ha celebrado bajo el lema ‘Diversidad, integración y universalidad’, ha sido inaugurado por el arzobispo de Valencia y gran canciller de la UCV, Enrique Benavent, que también ha impartido una conferencia donde ha subrayado que “la fe cristiana no sólo ha de saber detectar pobrezas, sino también a los pobres” porque “así se puede dar una respuesta cristiana a esas pobrezas que en cada persona se encarnan de una manera”.

Durante su intervención, Benavent ha hecho referencia al magisterio social de los últimos pontífices como una clave para comprender la dimensión ética del problema de la pobreza. Así, ha señalado que “la respuesta cristiana ante toda esta problemática se resume en dos palabras que el papa Benedicto XVI puso de relieve en su encíclica Deus caritas est: justicia y caridad. Una caridad sin una búsqueda de la justicia no va a solucionar nunca las causas de las pobrezas. La búsqueda de un mundo más justo no sólo es un deseo de solucionar pobrezas concretas, sino de afrontar sus causas”.

La encíclica también incide en que “todos tenemos la misión de contribuir a la construcción de una sociedad más justa, cada uno desde sus posibilidades. En ese sentido, los primeros responsables de la lucha contra el hambre son las autoridades y gobiernos del mundo. La tarea fundamental de la política es construir una sociedad más justa”, ha subrayado.

En este punto, el gran canciller de la UCV ha indicado que “la Iglesia aporta sobre estas problemáticas una reflexión de naturaleza ética, que es su doctrina social. Después, esa reflexión debe transformarse en un programa político de acción concreta, donde los cristianos hemos de estar presentes. Solamente trabajando con el horizonte de una sociedad más justa, la acción política es ética”, ha incidido.

Posteriormente, Benavent ha hecho alusión a la contribución del papa Francisco en su última encíclica, Dilexit nos, en la que, “de alguna manera, completó la encíclica Deus caritas est de Benedicto XVI, ya que nos dice que la pobreza, como el amor, también es algo encarnado y que no hay sólo pobrezas, también hay pobres. Y esa es una exigencia de la fe cristiana: no sólo detectar pobrezas, sino también detectar a los pobres”.

Acceso universal a una energía limpia y asequible

En la inauguración del Congreso, celebrado en la sede de Trinitarios de la UCV, también han participado el secretario autonómico de Familia y Servicios Sociales, Ignacio Grande; y el director del Congreso y de la Cátedra de la Caridad de la UCV, José Luis Sánchez.

Las jornadas han contado con el premio Nobel en Medicina 1993, Richard John Roberts, y con la decana de la Facultad de Economía de la Universidad Notre Dame de Líbano, Viviane Naimy, que han disertado sobre un experimento de reducción de pobreza en Líbano gracias a organismos genéticamente modificados.

A continuación, José Luis Sánchez, vicario episcopal de Cultura de Valencia y director de la línea de investigación Pobreza y Hambre de la UCV, ha impartido la conferencia ‘Diversidad e integración en Valencia: respuesta a las pobrezas humanas desde el humanismo integral’.

De igual modo, ha tenido lugar una mesa redonda con propuestas valencianas de integración a favor de la inclusión, en la que han intervenido Eduardo Acosta, experto en variabilidad y cambio climático y director del Departamento de Ecología Integral de la Conferencia Episcopal Española; y Jorge Mongil, profesor de Ingeniería Forestal en la Universidad Católica de Ávila.

En su intervención, Acosta ha reflexionado sobre el “desafío apremiante de nuestro tiempo que nos interpela a la fe, y también al compromiso con el prójimo y con toda la creación que es por un lado la crisis socioambiental y en particular, asociada a ella la transición energética justa. Un término que puede sonar un poco técnico, pero en cuyo corazón late una profunda exigencia de humanidad de justicia y de caridad”.

Para el director del Departamento de Ecología Integral de la Conferencia Episcopal Española “la enseñanza social de la Iglesia nos enriquece para poder abordar esta problemática de forma seria y también iluminadora, con las enseñanzas recientes del papa Francisco especialmente en su encíclica Laudatio Si y en la exhortación apostólica Laudate deum, pero también de Benedicto XVI en Caritas in veritate y en el Compendio del Catecismo”.

“Vivimos en un momento de crisis sin precedentes en la que nuestro modelo energético global, que depende de los combustibles fósiles, tiene impactos devastadores, sobre todo, en los más vulnerables”, ha alertado. En este punto, ha hecho hincapié en la dignidad del ser humano, que es “el centro de todo según la doctrina social de la Iglesia”. Asimismo, ha afirmado que “el acceso universal a una energía limpia y asequible es una condición necesaria para ejercer dicha dignidad”, con lo que ha reclamado “políticas energéticas” que la hagan posible.

Otro de los problemas que ha abordado el ponente es la explotación de nuevos minerales para las energías renovables como el litio o el cobre que, “con la justificación de la descarbonización, está teniendo unos impactos locales devastadores”. En este sentido, Agosta ha aludido al bien común y a la solidaridad, pues “la energía, para necesidades básicas, no puede ser una mera mercancía sujeta a especulación”.

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