“Valencia puede posicionarse como un escenario clave para el desarrollo de la neurotecnología” (José Carmena, Las Provincias)

“Valencia puede posicionarse como un escenario clave para el desarrollo de la neurotecnología” (José Carmena, Las Provincias)

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“Valencia puede posicionarse como un escenario clave para el desarrollo de la neurotecnología” (José Carmena, Las Provincias)

El prestigioso científico, de regreso a su Valencia natal para dirigir un ambicioso proyecto en la Universidad Católica de Valencia, asegura en el diario Las Provincias que “el mundo académico es esencial para generar conocimiento”.

Puedes leer la entrevista completa, que adjuntamos en pdf también.

José M. Carmena (Valencia, 1972) es uno de los nombres imprescindibles en la neurotecnología mundial. Su biografía es la de un explorador de las fronteras entre cerebro y máquina: ingeniero superior en electrónica por la Universitat de València, ingeniero técnico industrial por la Universitat Politècnica de València, doctor en Inteligencia Artificial y Robótica por la Universidad de Edimburgo, investigador en neurobiología en la Duke University y, durante dos décadas, catedrático en la Universidad de California-Berkeley, donde fundó el Brain-Machine Interface Systems Laboratory. Tras crear la exitosa startup iota Biosciences, vendida a la farmacéutica japonesa Astellas, Carmena ha regresado a su ciudad natal para impulsar el ecosistema neurotecnológico valenciano, participar en la Universidad Católica de Valencia (UCV) y, sobre todo, liderar la creación de Spain Neurotech, el futuro Centro Nacional de Neurotecnología. En esta entrevista, Carmena desgrana su trayectoria, el presente y el futuro de una disciplina que promete revolucionar la medicina, la tecnología y la vida cotidiana.

- ¿Cómo definiría la neurotecnología y cuál es su campo de estudio?

- La neurotecnología es, en esencia, la convergencia de la ingeniería y la neurociencia. Su objetivo es crear herramientas que nos permitan estudiar el cerebro humano y de otras especies, extrapolando principios de funcionamiento cerebral. Estas herramientas pueden ser tan diversas como los registros electrofisiológicos para medir la actividad de neuronas en animales, o tecnologías clínicas como los estimuladores cerebrales para tratar el Parkinson. En definitiva, la neurotecnología nos permite «leer» la actividad cerebral —sensar, medir la actividad eléctrica o química— y también «escribir» en el cerebro, es decir, estimular neuronas para modificar su comportamiento. Por ejemplo, en el caso de las interfaces cerebro-máquina, se trata de captar la intención motora de una persona —por ejemplo, mover un brazo— y traducirla en comandos que controlen una prótesis robótica. El cerebro aprende a adaptar su actividad para controlar ese dispositivo, y si además estimulamos áreas sensoriales, podemos incluso devolver sensaciones táctiles al usuario. Esto, que hace años era ciencia ficción, hoy es una realidad en desarrollo.

- ¿Qué le llevó a marcharse de Valencia y cómo ha sido su trayectoria internacional?

- Mi salida de Valencia fue, sobre todo, fruto de la curiosidad y la pasión científica. Tras terminar la carrera, me fui a Edimburgo para una maestría en Inteligencia Artificial, cuando la IA no era lo que es hoy. Allí me ofrecieron el doctorado y, durante esa etapa, mi interés por el cerebro creció hasta llevarme a Estados Unidos, primero a Duke y luego a Berkeley, donde me especialicé en interfaces cerebro-máquina. En Berkeley pasé veinte años, primero como profesor asistente y luego como catedrático, dirigiendo mi propio laboratorio. La experiencia en Estados Unidos fue fundamental, no solo por el entorno académico, sino porque me permitió lanzar una startup, Biosciences, junto a un colega. Esa aventura empresarial me abrió los ojos al impacto real que la tecnología puede tener en la sociedad, más allá de la publicación científica. El mundo académico es esencial para generar conocimiento, pero transformar ese conocimiento en soluciones que mejoren la vida de las personas requiere un enfoque diferente, más cercano al emprendimiento y la transferencia tecnológica.

- ¿Por qué decidió regresar a Valencia y cuál es su papel en la Universidad Católica de Valencia?

- Mi regreso a Valencia responde a una combinación de motivos personales y profesionales. Soy muy de mi tierra y, tras casi tres décadas fuera, sentía que era el momento de devolver parte de lo aprendido. Además, coincidió con el nacimiento de Spain Neurotech, un proyecto impulsado junto a Rafael Yuste y Álvaro Pascual-Leone, que aspira a convertir España en un referente internacional en neurotecnología. En la Universidad Católica, mi labor se centra en fomentar un ecosistema de neurotecnología, tanto desde la investigación como desde el emprendimiento. Junto a Chema Tormos, vicerrector de investigación y exalumno de Pascual-Leone, estamos impulsando una clínica de salud cerebral y sentando las bases para que Valencia sea uno de los nodos principales de la red Spain Neurotech. La UCV, con la experiencia de Álvaro en neuromodulación y la colaboración con otras universidades, se está convirtiendo en el motor de este ecosistema, que incluirá formación especializada, ensayos clínicos y la creación de empresas.

- ¿En qué consiste el proyecto Spain Neurotech y qué impacto tendrá en España y Europa?

- Spain Neurotech es el futuro Centro Nacional de Neurotecnología, concebido como un hub de referencia en Europa para el desarrollo de herramientas tecnológicas basadas en los fundamentos del cerebro humano. Solo existen cinco centros similares en el mundo. El objetivo es triple: avanzar en el conocimiento del cerebro, desarrollar métodos diagnósticos y terapias para enfermedades neurológicas, y fomentar la innovación y el emprendimiento en neurotecnología. El centro, que estará ubicado en el campus de Cantoblanco de la Universidad Autónoma de Madrid, contará con una inversión inicial de 40 millones de euros y una previsión de hasta 200 millones hasta 2037. Reunirá a unos 200 investigadores y personal asociado, y su actividad comenzará en 2023. Spain Neurotech será el único centro en España dedicado íntegramente a este campo, con un enfoque científico, médico y empresarial. Además, se creará una red de satélites en todo el país, y Valencia aspira a ser uno de los nodos más dinámicos.

- ¿Cuáles son las áreas de aplicación más prometedoras de la neurotecnología?

- La neurotecnología tiene tres grandes áreas de aplicación. La primera es la investigación básica, que nos permite entender cómo funciona el cerebro y desarrollar nuevas hipótesis sobre la cognición, la memoria o la percepción. La segunda es la clínica, con dispositivos médicos para tratar enfermedades neurológicas: desde estimuladores cerebrales para el Parkinson hasta implantes cocleares para la sordera o prótesis visuales para la ceguera. La tercera es la neurotecnología de consumo, con dispositivos no invasivos —auriculares, gafas, pulseras— que nos permitirán interactuar con el metaverso, la realidad aumentada o incluso controlar dispositivos con el pensamiento. En el ámbito de la salud, los avances más espectaculares se están produciendo en la restauración de funciones perdidas: personas con parálisis que pueden comunicarse o mover prótesis con la mente, neuroprótesis de memoria para pacientes con daño cerebral, o implantes visuales cada vez más eficaces. En el consumo, veremos una proliferación de dispositivos que harán nuestra vida más fácil, desde asistentes personales hasta herramientas para la interacción en mundos virtuales.

- ¿Qué papel juega la neuroética en este desarrollo?

- La neuroética es fundamental. El desarrollo de neurotecnologías plantea retos inéditos: desde la privacidad de los datos cerebrales hasta la posible creación de desigualdades sociales si solo unos pocos pueden acceder a ciertas mejoras. No se trata de imaginar un futuro de «cyborgs» o humanos con superpoderes, sino de entender que, como ya ocurre con los smartphones o los wearables, la tecnología nos aumenta y transforma nuestra vida cotidiana. Por eso, uno de los pilares de Spain Neurotech será el desarrollo de reglas éticas y jurídicas para la aplicación de estas tecnologías, siempre centradas en la persona y en la mejora de la calidad de vida. La Carta de Derechos Digitales de España y la estrategia de digitalización del Gobierno ponen el acento en este enfoque humanista.

- ¿Cómo imagina el futuro de la neurotecnología en la vida cotidiana?

- El futuro de la neurotecnología será progresivo, no una revolución de la noche a la mañana. Si alguien de hace veinte años viajara a nuestro presente, se sorprendería de la capacidad de los smartphones o de los dispositivos de realidad aumentada. En los próximos años, veremos cómo los dispositivos neurotecnológicos se integran de forma natural en nuestra vida: auriculares, gafas, pulseras que nos permitan interactuar con el entorno digital casi sin darnos cuenta. En el ámbito médico, la neurotecnología permitirá tratar enfermedades hoy incurables, restaurar funciones perdidas y mejorar la calidad de vida de millones de personas. En el consumo, facilitará la interacción con el mundo digital, la personalización de la experiencia y la accesibilidad. El reto será garantizar que estos avances beneficien a toda la sociedad y no generen nuevas brechas.

- ¿Qué oportunidades ofrece Valencia para convertirse en un polo de neurotecnología?

- Valencia tiene una oportunidad única para posicionarse como un escenario clave en el desarrollo de la neurotecnología. Cuenta con universidades de primer nivel, talento científico, una tradición médica y un ecosistema emprendedor en crecimiento. La colaboración entre la UCV, la UPV y otras instituciones, junto con la creación de hubs y la formación de nuevas generaciones de expertos, puede situar a la ciudad en el mapa internacional. Además, la implicación en Spain Neurotech y la creación de satélites regionales permitirán que Valencia no solo sea receptora de innovación, sino también generadora de conocimiento, empresas y soluciones que impacten en la sociedad. El objetivo es crear un ecosistema donde la investigación, la clínica y el emprendimiento vayan de la mano, y donde la neurotecnología se convierta en un motor de desarrollo científico, económico y social. La neurotecnología es un campo apasionante, en la frontera del conocimiento y la innovación. Requiere curiosidad, pasión y una mentalidad interdisciplinar, capaz de combinar la ingeniería, la biología, la medicina y la ética. Es un área en la que el impacto social es inmediato y tangible: lo que hoy es un experimento de laboratorio puede mañana cambiar la vida de una persona.

 

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