Cátedra de Ecumenismo Yves Congar
“En Turquía, los cristianos tienen derecho a participar en fiestas religiosas colectivas, pero no existe el derecho a organizarlas”
Noticia publicada el
jueves, 27 de noviembre de 2025
La Facultad de Teología de la Universidad Católica de Valencia (UCV) ha celebrado el seminario ecuménico e interreligioso ‘En diálogo, porque somos buscadores y no poseedores de la Verdad que nos salva’, que ha impartido el dominico italiano Claudio Monge, experto en teología de las religiones y director del Instituto Dominico de Estudios en Estambul (Turquía). En el encuentro, organizado por la Cátedra de ecumenismo Yves Congar y el Observatorio de las Religiones-UCV, Monge ha asegurado que “en Turquía, los cristianos tienen derecho a participar en fiestas religiosas colectivas, pero no existe el derecho a organizarlas”.
“La libertad de conciencia se garantiza a título individual, pero no al nivel de la comunidad religiosa, por lo que el desafío de Turquía es tomar la decisión de regular la expresión religiosa en el espacio público. El problema es que, a pesar de que la protección de las minorías confesionales se instituyó jurídicamente ya en el Imperio Otomano y, hasta hace poco, se habían firmado tratados internacionales, allí sigue persistiendo una visión bastante estrecha de los derechos humanos”, ha lamentado Monge.
Según ha relatado este religioso dominico, en Turquía se da una suerte de “falta de personalidad jurídica” de los cristianos y existen “restricciones al derecho de propiedad del que disfrutaban las distintas iglesias tras el advenimiento de la República en 1923. Es un derecho impugnado, de hecho y de derecho. También se produce una injerencia estatal en la gestión de fundaciones religiosas, así como la imposibilidad de formar al clero y a los agentes pastorales al servicio de las confesiones cristianas”.
De igual manera, el “cambio de identidad religiosa”, es decir, el paso de una religión a otra –“más a menudo del islam al cristianismo”- está aceptado formalmente por la Constitución turca, “pero es necesario afrontar múltiples formas de discriminación contra las comunidades cristianas”. Ejemplo de ello es que “muchos que dan el paso de convertirse realizan la preparación catecumenal para el bautismo sin decir nada a sus familias, a causa de la presión cultural existente”.
“Es un escenario bastante curioso para una república que se proclama laica. El secularismo kemalista –llamado así por su impulsor, el padre de la Turquía moderna, Mustafa Kemal Atatürk- no tiene nada que ver con el secularismo francés, que estableció la separación entre Estado e Iglesia y también la neutralidad confesional del Estado. En Turquía no es así. El dominio del poder político sobre la religión es una característica del sistema otomano, al contrario del árabe, donde el poder estatal depende del poder religioso”, ha explicado.
En Turquía, tiene lugar una “curiosa ósmosis histórica”. El poder político “penetró en el poder religioso para controlarlo mejor”, pero lo que sucedió es que “los religiosos aprovecharon la oportunidad para irrumpir en el aparato estatal”. De hecho, el Ministerio de Asuntos Religiosos, “concebido como un instrumento de control estatal”, es el “más importante” del Gobierno, con un presupuesto que multiplica “por diez” al de Sanidad.
“Los cristianos de Turquía tenemos que pasar de ser simples guardianes de monumentos a testigos activos de una historia de fe que continúa y que debe hacerlo en diálogo”
Por otro lado, Monge ha considerado que resulta “urgente” cambiar “la percepción mutua entre los cristianos de Turquía” y fomentar “el respeto y la comprensión de unos a otros”. En su opinión, “un punto de partida privilegiado para que este cambio cultural se produzca, es acoger al otro en los lugares imprescindibles para la celebración de nuestra fe”. En ese sentido, ha hecho un llamamiento a que los cristianos turcos pasen de ser “simples guardianes de monumentos” a “testigos activos de una historia de fe que continúa y que debe continuar en diálogo”.
“En el país existe un evidente desequilibrio geográfico entre las minorías cristianas respecto a la ubicación de los lugares privilegiados de la vida de fe. Sólo en Constantinopla, unas cincuenta iglesias pertenecen al Patriarcado Ortodoxo, el 80% de las cuales no abren ni siquiera una vez al año. Sin embargo, más de 200 familias caldeas, esparcidas por ciudades de Anatolia central, en las provincias de Yozgat, Aksaray o Çorum, prácticamente no tienen lugares de culto ni animadores de la vida cristiana”, ha relatado el presbítero dominico.
Por su parte, “los católicos de rito latino hemos decidido compartir nuestros lugares de culto con otras confesiones cristianas. Todos los domingos, los hermanos sirio ortodoxos celebran su liturgia en edificios nuestros y, entre semana, les cedemos espacios para sus clases de catecismo, formación, actividades recreativas. No lo hacemos porque nosotros seamos más ricos, sino porque ellos son más numerosos”.
Esta clase de “apertura” a otras comunidades cristianas no es “fácil” ni “espontánea”, ha indicado Monge: “Hablamos de aceptar una relación litúrgica diferente con nuestro espacio sagrado y, a veces, para permitir al otro celebrar según sus propias necesidades rituales se opta por soluciones que no son óptimas precisamente, desde el punto de vista estético-artístico”.
“El diálogo entre credos mejora al intercambiar experiencias, sobre todo de sufrimiento, donde la búsqueda de Dios trasciende las fronteras confesionales”
Tras la primera parte del seminario, en la que ha analizado cómo es ser cristiano en Oriente Medio y el diálogo entre las diversas confesiones, en la segunda, Monge ha apostado por una “teología hospitalaria” de las relaciones interreligiosas: “La hospitalidad puede considerarse el paradigma mismo del diálogo inteligente, la expresión de una fe según el modus conversationis latino. El diálogo entre diferentes credos es mejor cuando nos distanciamos de la confrontación apologética y prestamos una mayor atención al intercambio de experiencias, especialmente aquellas marcadas por el sufrimiento y la muerte, donde la búsqueda de Dios trasciende espontáneamente las fronteras confesionales”.
“Reducir la fe vivida al mero registro de lo confesado o lo celebrado, conduce inevitablemente a una comprensión empobrecida de la fe del otro. Por el contrario, permitir que el otro se exprese libremente evita convertirlo en rehén de nuestros principios no negociables, elevados a condición previa del diálogo, o buscar en él simples confirmaciones de posiciones fijadas de antemano. El camino es la solidaridad, una invitación a cuidar mutuamente nuestras tradiciones y a construir juntos un futuro compartido”, ha incidido.
La relación con otras tradiciones religiosas no consiste, para Monge, “en una simple comparación entre sistemas doctrinales, paralelos y atemporales, teóricos”. Exige, sobre todo, “articular forma y contenido, mensaje y modo de vida”, pues las religiones proponen una manera de “habitar el mundo”. Así, no se reducen a “conjuntos de normas abstractas”, sino que implican “prácticas, gestos y una visión concreta de la existencia”.
Es necesario prestar atención “no sólo a los que se dice, sino fundamentalmente a lo que se vive, procurando comprender cada religión desde su propio contexto y desde el punto de vista de quienes la encarnan. En esta perspectiva, la intuición de Catherine Cornille sobre la hospitalidad hermenéutica resulta particularmente esclaredadora”.
“Una larga historia de interpretaciones hostiles ha alimentado la desconfianza entre religiones. Al privilegar los textos que demonizan al otro y que sostienen pretensiones exclusivas de verdad, se ha descuidado el conocimiento real de las tradiciones vecinas, reforzando así el peso de los pasajes más polémicos. Sin embargo, la interpretación de los textos sagrados cambia cuando se intenta comprender el universo religioso del otro”, ha aducido.
El seminario se ha celebrado en el marco del aniversario de documentos del Concilio Vaticano II que marcan la ruta del diálogo interreligioso como Unitatis redintegratio, Nostra aetate o Dignitatis humanae, con el objetivo de reflexionar en torno al diálogo entre cristianos y con otras creencias del Medio Oriente. Junto a Monge, han participado en el encuentro el decano de la Facultad de Teología, Santiago Pons; el vicedecano de la Facultad, el dominico Vicente Botella; y el director de la Cátedra Yves Congar y del Observatorio de las Religiones-UCV, Andrés Valencia.