Valencia, 14 y 15 de mayo de 2025
Conclusiones V Congreso Internacional Pobreza y Hambre: Diversidad, Integración y Universalidad
Noticia publicada el
miércoles, 21 de mayo de 2025
Desde Valencia, en un nuevo marco de análisis de las pobrezas humanas y la inclusión social, el vicario de cultura de Valencia, Dr. José Luis Sánchez García, director del V Congreso internacional Pobreza y Hambre UCV, presentó las siguientes conclusiones:
- Vivimos en un momento de crisis sin precedentes en la que nuestro modelo energético global, en transición desde los combustibles fósiles, tiene impactos devastadores en toda la sociedad, y en especial, sobre los más vulnerables. La Doctrina Social de la Iglesia sitúa al hombre y su desarrollo en el centro de su consideración. El acceso universal a una energía limpia y asequible es condición necesaria para el ejercicio de la dignidad humana. Son necesarias políticas energéticas que la hagan posible.
- La pobreza extrema global creció en 2020 por primera vez en décadas. Se calcula que para 2030, casi 600 millones de personas podrían vivir en condiciones de miseria. Paliar esta situación requiere enfoques que combinen sistemas integrales de protección social, incluyendo políticas económicas, inversiones en capital humano, abordar la desigualdad y la resiliencia climática, y fomentar y coordinar la cooperación internacional.
- Existe un círculo vicioso que vincula la pobreza con la desnutrición y la baja productividad laboral. Para la Doctrina Social de la Iglesia la resolución de los problemas de miseria, hambre y empleo constituyen un imperativo de justicia y caridad ineludible en el mundo actual.
- Los niños con retraso del crecimiento han experimentado un descenso desde el 40% al 21% (1990-2019), pero el estancamiento del desarrollo infantil por malnutrición sigue siendo un problema muy preocupante porque el retraso del crecimiento infantil no solo merma el crecimiento físico (la altura y tamaño de estos niños), sino su desarrollo cerebral y sus capacidades mentales, el potencial cognitivo, y con ello, sus oportunidades laborales.
- Existen diversas pobrezas: la física, la intelectual y la espiritual o religiosa. Las carencias humanas no son solo materiales, sino también intelectivas, morales y espirituales. La respuesta no puede limitarse solo a detectarlas, referirlas y medirlas, sino que debe implicar, reconocer y amar a los pobres concretos, como seres humanos que deben ser vistos y amados en sí mismos.
- La pobreza es una mancha global que exige respuestas universales basadas en el amor al prójimo y la acción transformadora desde el conocimiento y la investigación. En un contexto de polarización de la vida pública, se hace necesario promover un marco de encuentro donde la esperanza propicie la cooperación, nos saque de la cultura del bienestar y nos permita, desde el respeto mutuo, construir una sociedad más justa, solidaria y humana.
- Nuestro compromiso no es sólo ver y sentir con el otro, sino actuar para mejorar su situación, superando los males de la globalización de la indiferencia, la comodidad y la omisión de la responsabilidad. Es necesario involucrar a las administraciones y las empresas en esta movilización por los más desfavorecidos de la sociedad.
- Desde una perspectiva de justicia social, la inclusión y el desarrollo integral de las personas más vulnerables, como migrantes y personas sin hogar, ha de llevarse a cabo mediante el acompañamiento cercano y respetuoso de sus procesos vitales, acercándose a esas personas desde el respeto a su situación y voluntad. Este compromiso se concreta en acciones como la defensa de los derechos humanos, iniciativas de desarrollo de economía solidaria, sensibilización educativa, atención personalizada a las personas en exclusión y ayuda para que respeten la cultura que les acoge, priorizando siempre la recuperación de su integridad.
- El déficit de pensamiento crítico es necesario suplirlo mediante herramientas intelectuales, que pueden ser técnicas, pero erigidas sobre la base de una formación integral basada en criterios y fundamentos, para adquirir la capacidad de tomar decisiones libres y responsables. La educación, no es un lujo, sino un medio necesario para salir de las pobrezas humanas, puesto que un consumidor de felicidad sin fin último se ve privado de la riqueza de un horizonte de sentido y de plenitud humana. Tenemos que educar para pensar, dialogar, crear y contemplar.
- Consideramos una pobreza muy extendida y de perfiles difusos: las adicciones. Son una forma de esclavitud existencial que merman todas las dimensiones de la persona, afectando a la raíz misma de la libertad e incapacitándola para poder actuar. El adicto no es libre, está en una cárcel, sin dominio de sí mismo y sin una vía de escape, si no recibe ayuda externa y acompañamiento en el proceso de recuperación personal.
- Frente a las pobrezas y las adicciones, se nos ofrece la vía de las virtudes: La liberalidad, que consiste en el uso justo de los recursos para ponerlos al servicio del ser humano integral, no persigue la acumulación de bienes y puede ofrecerse como una salida viable. La austeridad supone otra forma virtuosa de abordar el problema de la escasez, con sus rasgos diferenciales, como son la armonía con el entorno y la apelación a la responsabilidad colectiva.
- La vulnerabilidad supone una situación personal crítica que rompe nuestros esquemas, en la que descubrimos nuestra propia limitación y también la necesidad del otro. En ese sin-sentido vital experimentamos una necesidad de respuesta y un anhelo de Dios. La pobreza religiosa es la forma más ínfima y sutil de empobrecimiento, ya que incapacita para descubrir el sentido último y trascendente de la vida humana que nos abre a la Esperanza. Nos unimos al papa León XIV en esta era de la inteligencia artificial y las tensiones geopolíticas, para hacer de la paz una realidad, donde la pobreza, el hambre y la exclusión no tengan cabida en la familia humana.
