La Universidad Católica de Valencia (UCV) ha celebrado la presentación del Informe de Libertad Religiosa en el Mundo 2025 elaborado por la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN, por sus siglas en inglés), que analiza la situación de este derecho fundamental en el periodo comprendido desde enero de 2023 hasta diciembre de 2024. Uno de los datos más destacados del Informe es que las “mujeres creyentes” se encuentran “en la diana de la persecución”, como ha indicado en el acto el responsable de promoción de ACN, José Fernández Crespo.

“Las mujeres de minorías religiosas sufren cada vez más la persecución por causa de su fe y enfrentan secuestros, conversiones forzosas y son obligadas a casarse, como sucede en Pakistán, Egipto o Mozambique. Se trata, además, de casos que suelen quedar impunes. Debe diferenciarse, no obstante, entre los países donde produce persecución, donde las personas sufren actos graves y reiterados de acoso o violencia debido a su fe; y en los que se da la discriminación, donde existen leyes o prácticas que perjudican injustamente a ciertos grupos religiosos, limitando sus derechos y oportunidades”, ha asegurado.

Otro elemento que pone cada vez más en peligro la libertad religiosa es la “persecución digital a través de la inteligencia artificial (IA)”. La utilización de las nuevas tecnologías para “monitorear y penalizar la expresión religiosa” está “en auge”. En concreto, “China, Pakistán y Corea del Norte han ampliado el uso de herramientas digitales para censurar y criminalizar a los creyentes”.

La libertad religiosa está, por tanto, “en caída libre”: casi dos tercios de la población mundial vive en países sin ese derecho y, aunque en Occidente no se producen situaciones de persecución o discriminación, también están creciendo los problemas. Hay “más ataques” y “menos objeción de conciencia”. Según el Informe, se ha dado un “aumento significativo de ataques contra lugares y creyentes cristianos en las democracias occidentales”, en las que, además, “el derecho a la objeción de conciencia se enfrenta a crecientes restricciones por cuestiones como el aborto y la eutanasia”.

Benavent: “Cuanto menos regule el ejercicio de la libertad religiosa el Estado, mejor”

El arzobispo de Valencia y gran canciller de la UCV, Enrique Benavent, ha participado en la presentación de Ayuda a la Iglesia Necesitada. En su intervención en el acto, ha afirmado que, en España, “los católicos no sufrimos ataques directos y se respeta la religión de los ciudadanos, pero, tanto aquí como en el resto de la Europa occidental se cuestiona, de algún modo, el derecho a vivir según las propias convicciones religiosas, pues se imponen unos comportamientos éticos y morales contrarios a la visión cristiana de la persona”.

“Vemos esa tendencia a cuestionar los propios principios, por ejemplo, en la objeción de conciencia de aquellos que no desean colaborar con la eutanasia o al aborto. Se debe respetar su derecho y evitar que sufran discriminación, pero en países que presumen de democracia, el ejercicio de la libertad religiosa a veces está excesivamente regulado o controlado por los poderes. Como afirma la Doctrina Social de la Iglesia, cuanto menos regule el ejercicio de la libertad religiosa el Estado, mejor”, ha remarcado.

En opinión del gran canciller de la UCV, “en nuestras sociedades europeas occidentales se confunde libertad religiosa con libertad de culto. Muchas veces, los cristianos tienen la segunda, pero sólo la pueden ejercer en lugares prácticamente invisibles. Eso no es auténtica libertad religiosa, pues ésta implica el derecho a manifestar públicamente las propias convicciones religiosas y a difundirlas”.

“Cuando se quiere medir la calidad democrática de una sociedad, lo primero que hay que ver es en qué estado se encuentra la libertad religiosa, pues es el derecho que sustenta a todos los demás. Esta libertad es, en primer lugar, un derecho humano, no uno jurídico. Es una distinción muy importante en el momento actual. Los jurídicos son derechos reconocidos por la legislación positiva del Estado, pero ésta debe fundamentarse en los derechos que nacen de la naturaleza de la persona. Considerar la libertad religiosa como un derecho jurídico significa que los Estados la pueden dar o quitar según les convenga o según la ideología del gobernante concreto”, ha subrayado.

“La libertad religiosa no es una concesión del Estado ni un privilegio de los creyentes, sino la expresión más profunda de la dignidad humana”

Por su parte, el rector de la UCV, José Manuel Pagán ha afirmado en su intervención en el acto que la universidad es un “espacio idóneo” para que los jóvenes aprendan que la libertad religiosa “no es una concesión del Estado ni un privilegio de los creyentes, sino la expresión más profunda de la dignidad humana”. Según Pagán, la educación superior está llamada a mucho más que “transmitir conocimientos”, a ser una “escuela de humanidad”, un lugar “donde descubrir y desarrollar el arte de vivir, donde la persona aprenda que la libertad religiosa es la raíz de toda libertad auténtica y el fundamento de una sociedad verdaderamente digna para el ser humano”.

Para el rector de la UCV, hoy se ataca a este derecho fundamental “no sólo a través de la persecución y la discriminación -sin duda el escenario más doloroso”-, sino también “con formas más disimuladas de negación, como el desprecio cultural, la marginación social o la reducción de la fe al ámbito puramente privado”.

“El futuro de la libertad religiosa y también de la misión de la Universidad Católica de Valencia dependerá, en gran medida, de nuestra capacidad para testimoniar que creer no es una amenaza para la convivencia, sino una fuente de humanidad; que la apertura a Dios no limita la libertad, sino que la potencia, porque sólo la verdad hace libre a la persona”, ha aseverado.

La universidad y la libertad religiosa tienen hoy tres retos, ha explciado Pagán: “El mayor de ellos es el secularismo, que pretende construir la vida de la sociedad como si Dios no existiera. Esta mentalidad no busca dialogar con la fe, sino ignorarla, lo que provoca un clima en el que quien profesa públicamente su religión es visto con sospecha o incluso con hostilidad. La libertad religiosa se vacía entonces de contenido, toda vez que se tolera la creencia mientras no tenga consecuencias en la vida pública. Pero una fe que no puede expresarse deja de ser libre”.

Pagán ha señalado el “relativismo” como otro reto que enfrentan también universidad y libertad religiosa. Un desafío que “disuelve la verdad en la opinión”, pues, “si todas las convicciones se reducen a preferencias subjetivas, ya no se reconoce el valor de la conciencia que busca la verdad”; y, sin una verdad “que trascienda los intereses particulares”, la libertad se vuelve “frágil, vulnerable, líquida”.

“Existe, además, un reto interior, espiritual, en la universidad y para la libertad religiosa que tiene que ver con el hecho de que los creyentes mostremos que la fe no se opone a la razón ni al progreso, al revés, los potencia, los eleva”.

Junto al gran canciller y el rector de la UCV ha estado también presente en el encuentro el sacerdote iraquí Naim Shoshandy, que ha relatado su experiencia de persecución, y la de los cristianos de su país, en los últimos años.

El cristianismo es la fe más atacada en el mundo: 413 millones de creyentes perseguidos o discriminados

El Informe de Libertad Religiosa registra “graves violaciones” contra la libertad religiosa en 62 países: “De ellos, 24 sufren persecución y 38 padecen discriminación, lo que en conjunto supone una amenaza para más de 5.400 millones de personas en el mundo, el 64,7% de la población”. En 31 países este derecho fundamental “no está garantizado por ley”; en 50 países “la ley es igual para todos sobre el papel, pero no se cumple en la práctica”; en 34 países no se permite “cambiar de religión”; y en 53 países “la presión social causa discriminación o persecución pese a leyes neutrales”.

El cristianismo, en sus diferentes confesiones, es la religión más perseguida en el mundo. ACN apunta que 413 millones de creyentes en Jesús de Nazaret (uno de cada seis), viven en países “donde la libertad religiosa está gravemente violada”, de los cuales 220 millones (uno de cada diez) se encuentran “expuestos a la persecución”.

En 52 países, el autoritarismo es la “mayor amenaza”, con un pronunciado aumento en Hispanoamérica; en 25, el “extremismo religioso”; en 6, el “nacionalismo etnorreligioso”; y, en tres, el “crimen organizado”. Todo ello, teniendo en cuenta que hay estados que países que se encuentran en varias de estas categorías. Para los expertos de Ayuda a la Iglesia Necesitada “el auge de los gobiernos autoritarios, del terrorismo yihadista y de las migraciones a nivel mundial suponen importantes obstáculos para el desarrollo pleno de este derecho fundamental”.

“El terrorismo yihadista crece y se adapta. Sigue siendo uno de los principales impulsores de la persecución en todo el mundo. Desde el Sahel hasta el Cuerno de África y desde Pakistán hasta Filipinas, se expande y ataca más a cristianos y musulmanes moderados. También las guerras aniquilan la libertad religiosa, motivo por el que Rusia y Ucrania entran en la lista de países donde hay discriminación por la fe”, ha aducido.