UCV reivindica la igualdad y dignidad de las mujeres denunciando el incumplimiento de los derechos humanos que sufren en los países del sur

Escuela de Voluntariado y Acción Social

UCV reivindica la igualdad y dignidad de las mujeres denunciando el incumplimiento de los derechos humanos que sufren en los países del sur

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UCV reivindica la igualdad y dignidad de las mujeres denunciando el incumplimiento de los derechos humanos que sufren en los países del sur

Con razón del Día de la Mujer, que se celebra cada 8 de marzo, la Universidad Católica de Valencia (UCV) ha querido reivindicar la igualdad y dignidad de las mujeres, acogiendo en la sede Nuestra Señora de los Desamparados una exposición de Manos Unidas que quiere denunciar el incumplimiento de los derechos humanos que sufren las mujeres de los países del sur. La muestra estará abierta al público hasta el 12 de marzo.

La inauguración ha contado con la participación de Ana Ruiz, responsable de dicha organización sin ánimo de lucro de la Iglesia Católica -creada por mujeres y dirigida mayoritariamente por ellas- cuya principal misión es la lucha contra la pobreza, sus causas y consecuencias, desde hace más de 60 años. Entonces, un grupo de mujeres quiso combatir el hambre. Esa pequeña semilla ha evolucionado y hoy en día son más de 5.000 voluntarios, presentes en las 72 diócesis de España, que realizan anualmente alrededor de 600 proyectos en los países más pobres de la Tierra, muchos de ellos enfocados al desarrollo de la mujer.

“La mujer en los países en los que trabajamos está infravalorada, obligada a los trabajos más indignos, a la esclavitud sexual, a la esclavitud doméstica. Hay un enorme contraste entre la mujer occidental, formada, independiente, con derecho a voz y voto”, ha explicado Ruiz.

Así, en las imágenes aparecen niñas etíopes que han de ir caminar cada día 3 horas para ir a buscar agua mientras sus hermanos pueden ir al colegio y por las que Manos Unidas se está esforzando en crear pozos para que tengan las mismas oportunidades educativas. También mujeres adultas, a las que están formando para que sean capaces de tener sus propios huertos y sean autónomas económicamente.

“El hambre y la pobreza es una lacra que afecta a más de 821 millones de personas y Manos Unidas cree firmemente que se puede acabar con ella, es cuestión de voluntad política y de compromiso personal de todos y cada uno de nosotros. Tenemos que ser solidarios con los que menos tienen y exigir a los gobiernos que se impliquen, para que el hambre y la desigualdad se acaben, para que todos los seres humanos tengamos una vida plena. Como cristianos, tenemos aún más compromiso: somos todos hermanos, hijos del mismo Padre”, ha expresado Ruiz.

El acto ha contado con la decana adjunta de Enfermería, Elena Castellano, quien ha subrayado que “esta casa tiene la titularidad de la Virgen de los Desamparados, una mujer del s.XXI, y a Ella es a la que podemos pedirle todo lo que podamos hacer. Es cierto que enfermería es una profesión mixta, pero tradicionalmente es la mujer la que ha tenido la caridad de cuidar desde los primeros tiempos; de hecho todavía hoy se define al cuidador principal informal como una mujer de edad media. Con esto, quiero decir que somos mujeres y hombres que tenemos una visión común y es que nos gusta cuidar y trataremos de cuidar este mensaje”.

ACCIÓN SOCIAL UCV

El encuentro ha sido organizado por la Escuela de Voluntariado y Acción Social UCV, y ha contado con el testimonio de algunas estudiantes que han tenido ocasión de hacer voluntariado en algunas de las poblaciones más desfavorecidas de América del Sur.

Es el caso de Naira Ruiz, estudiante de enfermería, quien ha pasado los últimos tres veranos en Perú y México. “La mayoría éramos mujeres y lo primero que nos dijeron fue que no podíamos salir solas a ninguna parte; además nos llamaban ‘gringas’, por lo que estábamos más expuestas”. La sorpresa fue grande, pero no les impidió trabajar a tiempo y destiempo.

Asimismo, Paula Expósito, alumna de la misma titulación, ha participado los meses de enero y febrero como cooperante en un proyecto de cooperación internacional al desarrollo en un entorno de pobreza extrema, de la Amazonía peruana, en concreto en el Vicariato de Requena. Con sus compañeros fue a los caseríos de la selva a hacer campañas sanitarias y de educación para la salud y se encontraron “con una sociedad muy machista en el que se mermaba todo poder y todo valor que una mujer puede tener”.

“En esa zona de la Amazonía, las relaciones empiezan a una edad muy temprana, sobre los 12 o 13 años, y con una pareja sexual que en muchas ocasiones duplica o triplica la edad y que además suele ser de su círculo familiar más cercano. La mayoría de jóvenes abandona los estudios y pasan a ser seres pasivos donde ni se les valora ni se les respeta como ciudadanas”, ha subrayado Expósito.

Alguna de las situaciones que impactaron a la estudiante de la UCV fue la consulta en la que recibieron a una niña de 14 años, embarazada de 37 semanas y media, “sola, triste, con mirada fría y pidiendo ayuda”. También, cuando visitaron al hospital de Requena y el médico de guardia les invitó a pasar consulta con él a una paciente de 13 años con una amenaza de aborto: “su bolsa amniótica no tenía líquido, el doctor le anunció que le practicarían un legrado. Me impactó la pasividad de la niña al recibir la noticia, mientras le explicaban en qué consistía la cirugía, una técnica con riegos y más en la situación sanitaria tan precaria; mostró una total indiferencia”.

Esta exposición ha puesto voz y rostro a esos millones de mujeres explotadas, con nombres y apellidos, cuyos sufrimientos son una puerta para concienciar sobre la necesidad de seguir avanzando.

 

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