El Santo Cáliz: la necesidad de su reconocimiento como BIC (Catalina Martín, Las Provincias)

El Santo Cáliz: la necesidad de su reconocimiento como BIC (Catalina Martín, Las Provincias)

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La semana pasada la sociedad cultural valenciana Lo Rat Penat presentó al Consell Valencià de Cultura la propuesta de nombrar BIC (Bien de Interés Cultural) la reliquia del Santo Cáliz que se conserva en la Catedral de Valencia. La iniciativa es magnífica. De hecho, me sorprende que no se le hubiera otorgado todavía este reconocimiento.

En los últimos años, varias instituciones y organismos valencianos han realizado un gran esfuerzo por dar a conocer el cáliz al que, desde la tradición -y cada vez más desde la historia- se reconoce como el que utilizó Jesús en la Última Cena. Durante estos años, se ha intentado que la reliquia tenga una presencia similar a la que tiene la reliquia de Santiago en Compostela o la Sábana Santa de Turín. La pregunta es inevitable: ¿Por qué, con lo importante que es, no tiene el mismo reconocimiento? ¿Por qué no es tan famosa?

He dedicado más de 20 años de mi vida a investigar documentalmente la historicidad de la pieza. Defendí mi tesis doctoral en la Universitat de Valencia en 2005 gracias a una beca que me concedió la Hermandad y Cofradía. Tuve libertad para presentar la hipótesis sobre su historicidad y llegada a nuestra ciudad en función de la documentación que encontrara. Desde entonces, ese ha sido siempre mi objetivo: ser fiel a la verdad, fuese la que fuese.

Mientras las investigaciones académicas se han ido sucediendo, las instituciones han aumentado la difusión y publicidad de la reliquia. Han querido que el cáliz sea un foco de atracción de peregrinos, turistas, devotos, curiosos y amantes de la literatura y el cine. Lo que está muy bien, pero no puede confundirnos en los objetivos.

Durante estos años he podido comprobar que lo más importante al iniciar una investigación es definir bien el objetivo último de la misma: si el objetivo es promocional y la intención es atraer turistas; si el objetivo es religioso y el objetivo es aumentar la fe; o si, como es mi caso, el objetivo es conocer la verdad y el objetivo es construir la historia. El objetivo condicionará la investigación, es inevitable.

Cuando lo que se quiere es aumentar el número de turistas y el fin es económico, la libertad se ve limitada y la verdad puede convertirse en un obstáculo; cualquier búsqueda o investigación sobre el cáliz que contradiga ese interés será ignorada y, por lo tanto, la investigación histórica manipulada. También sucede que si quiere hacer más atractiva la pieza o comprensible su llegada (la historia es siempre algo complejo) se generarán alteraciones que crearán todavía más confusión (como es la continua ambigüedad de identificar el cáliz con el grial cuando son dos cosas distintas). Esta es la primera lección que una aprende: el objetivo de la investigación ya sea ideológico, didáctico, económico o político, condiciona su búsqueda. Por eso resulta esencial no moverse por las razones equivocadas.

Cuando se solicita que el Santo Cáliz sea Bien de Interés Cultural, el objetivo ha de ser la pieza en sí, no lo que pueda suponer turística, económica o políticamente (que será una consecuencia, pero no un fin). El fin último de la declaración de un BIC es, según la Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español, "otorgar una mayor protección y tutela" a ese bien. La finalidad de su reconocimiento busca su cuidado, atención y protección. Es la pieza lo que se declara bien. Por tanto, lo que se procurará es que el cáliz reciba mayor atención, protección; y también estudio.

En la investigación del Santo Cáliz hay actualmente tres hipótesis, las tres desarrolladas por investigadores de reconocido prestigio académico. Y que haya tres hipótesis no es una merma para la historicidad, sino un paso necesario para aclarar su verdad. Por eso es esencial no dejarse llevar por intereses no académicos. Porque para estos intereses que existan posturas contrarias se entiende como algo que perjudica. Y como consecuencia se censura aquellas hipótesis que puedan resultar más incómodas. Sin embargo, que exista interés por el cáliz, investigaciones, estudios, pruebas arqueológicas es fundamental para mantener viva la pieza. Esto se demuestra en nuestros días cuando, sin ir más lejos, la plataforma Netflix ha dedicado un capítulo de su serie "Los misterios de la Fe" al cáliz, presentando las distintas posturas y ganando con ello credibilidad y atención en el mundo entero.

El estudio del Santo Cáliz y su declaración como BIC debe nacer desde el deseo de libertad y conocimiento de la historia. Desde las universidades, las instituciones públicas y los organismos culturales se ha de favorecer su reconocimiento. El Santo Cáliz de la Catedral de Valencia es un objeto único en el mundo, no solo como reliquia de la Pasión de Cristo, sino porque es una pieza que, a lo largo de los siglos, ha despertado el interés de reyes, obispos, Papas; pero también de viajeros y peregrinos. Es una pieza con un valor religioso incalculable, pero también significativa para la literatura, la orfebrería, la pintura, el arte, la historia y la música. Fascina a gentes de cualquier edad, de cualquier condición y de cualquier lugar. Este interés, este deseo de conocerla más y mejor es lo que nos debe mover. Quizá entonces gracias a ello consigamos que esté a la altura de las reliquias de Santiago o la Sábana Santa y podamos responder a las preguntas que plantea. Y con ello despertar un interés por ella todavía mayor.

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