Maternidad subrogada: un nuevo "sistema de esclavitud" para las mujeres en este siglo

Facultad de Ciencias Jurídicas, Económicas y Sociales

Maternidad subrogada: un nuevo "sistema de esclavitud" para las mujeres en este siglo

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Maternidad subrogada: un nuevo "sistema de esclavitud" para las mujeres en este siglo

La Facultad de Ciencias Jurídicas, Económicas y Sociales de la Universidad Católica de Valencia (UCV) ha celebrado el II Simposio Internacional sobre Maternidad subrogada, en el que académicos y juristas han analizado, desde distintas perspectivas, las problemáticas que se derivan de una práctica que lesiona gravemente los derechos de las mujeres y de las niñas que se ven obligadas a someterse a la misma por necesidad económica o marginación social.

Así, como ha señalado la directora de la jornada -organizada en colaboración de la Conselleria de Innovación, Universidades, Ciencia y Sociedad Digital Generalitat Valenciana e IDIBE-, Pilar Estellés, “la gestación subrogada, prohibida en unos países como el nuestro y permitida en muchos otros, es causa de numerosos riesgos que menoscaban la dignidad y derechos de la mujer. La maternidad subrogada es un nuevo caso de paradojas y falacias que se ofrecen a las mujeres (las más vulnerables) y que conllevan un nuevo sistema de esclavitud para algunas mujeres en el inicio y desarrollo de este siglo”.

Según ha detallado Estellés, si bien la situación de la mujer en mundo actual ha mejorado ostensiblemente en el último siglo, pues ha emprendido el camino de su autonomía consiguiendo grandes avances en la consecución de los postulados de igualdad, también hay “otros muchos espejismos. La meta queda todavía lejana y no sólo en el esquema social, sino también en el legislativo y la maternidad subrogada constituye un nuevo ataque a sus derechos y dignidad del avanzado siglo XXI”.

Concretamente, las mujeres que se ven abocadas a acudir a esta práctica para hacer frente a situaciones de pobreza ha dado lugar al llamado “turismo reproductivo” que, como apunta esta experta, trata de eludir la aplicación de un precepto legal (el art. 10.1 de la Ley 14/2006, de 26 de mayo, sobre Técnicas de Reproducción Humana Asistida) y “claramente, establece la nulidad del contrato de gestación por sustitución; y ello, en la medida en que responde al principio común en los países de la Europa continental de que no pueden ser objeto de tráfico jurídico las facultades reproductivas y de gestación de la mujer”.

Por tanto, la comercialización de la maternidad es la principal causa de lesión de la dignidad humana de la madre gestante, dada la indisponibilidad del propio cuerpo, pero no la única. De hecho, al respecto de esta práctica Estellés se ha referido a una serie de desafíos que vulneran los derechos y dignidad de la mujer: derechos relativos a la explotación sexual y reproductiva de la mujer, a la reducción de la mujer como mercancía a la venta, a la reducción de la mujer a mero instrumento reproductor, a la situación de inferioridad de la mujer en el contrato de gestación, a la privación de sus derechos relacionados con la maternidad… Asimismo, se trata de una práctica  “que lesiona la dignidad y derechos del niño nacido de esta técnica y que es impunemente cosificado y utilizado sin respetar sus derechos humanos”, ha subrayado.

Consecuencias de una hipotética legalización de la maternidad subrogada en España

Precisamente, la profesora de la Facultad de Ciencias Jurídicas, Económicas y Sociales de la UCV María José Salar se ha detenido en su intervención el impacto de la hipotética legalización de la maternidad subrogada en la determinación de la filiación de los nacidos mediante el recurso a técnicas de reproducción humana asistida.

Para ello, Salar ha analizado la situación de la maternidad subrogada en España y la comparativa entre dos casos reales de intercambio de embriones, uno en Italia y otro en EEUU. “En el primer caso, se basan en el principio de Mater semper certa est y entregan al bebé a la madre que lo ha parido; en cambio, en el segundo caso, lo entregan a la madre genética, puesto que el juez considera que el ADN es ADN y la genética juega un papel importante en todo”.

“Esto nos lleva a reflexionar sobre el hecho de que parece que la nueva divisa del s. XXI sea ‘yo soy tu madre’; es decir, no hay una certeza de quién es tu madre en estos casos, puede ser la madre legal (intencional/comitente), la madre biológica (gestante), la madre genética o incluso la madre social”, ha asegurado la docente de la UCV.

En definitiva, “la disparidad de regulaciones conlleva una inseguridad jurídica en la determinación de la filiación. No puede ser que el estado civil del hijo cambie según el país. Uno de los derechos de la persona es la certeza de su filiación y esto no puede cambiar de país a país”, ha concluido Salar.

“Lo que se alquila con este ‘servicio gestacional’ no son vientres, sino personas”

En la jornada, celebrada en el salón de actos de la sede de San Juan y San Vicente, se ha incidido, igualmente, en que el carácter controversial de la gestación subrogada afecta a todos los elementos de la misma, comenzando por las propias técnicas de reproducción asistida necesarias para su prestación. Éstas, aunque sean legales, “lidian con la objeción ética relativa a la producción de embriones que, posteriormente, serán desechados por no alcanzar un determinado ‘estándar de calidad’ o por resultar ‘sobrantes’”, según ha expuesto el investigador del Observatorio de Bioética de la UCV, Enrique Burguete.

Además, “la infecundidad -cuya compensación se reclama con un derecho- puede resultar tanto de factores no deseados (como la esterilidad o una histerectomía), como de la libre elección de los comitentes, pues las relaciones entre personas del mismo sexo son de suyo infecundas. En ocasiones, incluso, los comitentes son personas sin pareja o parejas fértiles que no quieren pasar por el trance de un embarazo. Cabe preguntarse, en este sentido, si la esterilidad o la infecundidad, bien sean por dotación natural, por elección o por miedo, justifican la instrumentalización de vidas ajenas para compensarlas”, ha apuntado.

En cualquier caso, “la maternidad subrogada reduce a la fecundación y a la gestación a prestaciones de carácter mercantil y técnico, desvinculándolas del encuentro sexual entre un hombre y una mujer y, por supuesto, de todo nexo entre la gestante y el bebé madurado en su seno. Además, es la vulnerabilidad socioeconómica, y en algunos casos la presión por lazos afectivos o familiares, la que lleva a la gestante a asumir las eventuales complicaciones que van ligadas al embarazo, así como las consecuencias que tendrá para su psicología la traumática desvinculación del hijo gestado. Un vínculo, por cierto, que ha sido probado solventemente y que, paradójicamente, se subraya para animar a las mujeres estériles a emplear óvulos anónimos para ser madres, mientras se niega para justificar que la maternidad subrogada es inocua para la gestante”, ha expresado Burguete.

En este sentido, ha recordado que lo que se alquila con este “servicio gestacional” no son vientres, sino personas: “personas que, durante el embarazo, experimentarán cambios hormonales orientados a la empatía con su hijo, que permanecerán en ellas durante al menos dos años. Cambios a los que se añadirán los provocados por la explosión de neurotransmisores que la madre y el hijo experimentarán tras el parto y que serán decisivos en el proceso de apego que les vinculará para siempre. La separación implica, por tanto, la fractura traumática de estos sistemas de apego que la biología ha diseñado para ambos”.

“Nuestra dignidad personal excluye hacer de nosotros un simple objeto al servicio de nadie, por muy digna de aprecio que sea su causa. Toda vida humana -también la de la mujer vulnerable y la del niño que se está desarrollando- es igualmente valiosa. No tenemos un precio. No se nos puede alquilar ni comprar. Porque somos alguien, y no algo. Sujetos, y no objetos. Porque no somos un qué, sino un quién”, ha concluido Burguete.

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