Los aficionados españoles siguen identificándose más con los clubes de fútbol por su procedencia que por los éxitos deportivos

Los aficionados españoles siguen identificándose más con los clubes de fútbol por su procedencia que por los éxitos deportivos

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La Universidad Católica de Valencia ha inaugurado hoy en el campus de Torrent (Ramiro de Maeztu, 14) la segunda edición de su Congreso Internacional de Fútbol, que organiza junto a la Universidad del Sudeste de Noruega (HSN). Entre los ponentes de la jornada, se ha encontrado el sociólogo del deporte Ramón Llopis, autor de libros como Correr con cabeza o Groove Armada, que ha analizado el apoyo social a los clubes de fútbol en España.

En sus investigaciones acerca de la sociología futbolera, destaca la importancia de los clubes como enclaves de identificación en la sociedad española. Nada menos que dos tercios de la población nacional (66,8%) se identifica con un equipo de fútbol, según indica un estudio del CIS. Llopis marca la relevancia de este dato en que excede al propio interés por este deporte, cuyo seguimiento interesa a una cifra inferior, el 54,3%.

En ese sentido, otras investigaciones de Llopis muestran que, contrariamente a lo que muchos piensan a causa de la extensa oferta deportiva que existe en los medios de comunicación, el interés por el fútbol no ha mermado, sino que se ha incrementado. Desde los años setenta hasta el presente se ha pasado de alrededor de un 40% de gente interesada en el fútbol a cerca de un 59%: “Durante la dictadura se opinaba que el deporte rey era un simple opio para el pueblo, pero se ha demostrado que eso era falso. El único bajón de interés del fútbol se sufrió a finales de los ochenta con razón de la violencia ultra”.

La investigación cuantitativa del sociólogo valenciano confirma que, con el 32,8% y el 25,7%, respectivamente, los clubes con mayor número de simpatizantes son el Real Madrid y el FC Barcelona. El Valencia ocupa el tercer lugar con tan sólo un 5%, cifra que también poseen el cuarto y quinto clasificados: Atlético de Madrid y Athletic de Bilbao.

“Las astronómicas cifras de Madrid y Barcelona se deben a la proliferación de espacios televisados sobre fútbol en los que, como mandan las audiencias, se centran en esos dos equipos. Por eso la brecha no hace más que aumentar, lo que es muy malo para el fútbol. El deporte necesita de la competitividad y ahora los presupuestos de los clubes hegemónicos se disparan gracias a los derechos de televisión”, apunta.

EL FÚTBOL, CONVERTIDO EN “ESPECTÁCULO DE CONSUMO”

En cuanto a las razones por las que un aficionado se identifica con un club, el lugar de nacimiento o residencia es la razón más frecuente (32,3%), una clara indicación, en opinión de Llopis, de que para los españoles los clubes “siguen ejerciendo un fuerte potencial simbólico por adscripción, gracias a la unión que establecen con el territorio de procedencia”.

Al margen de lo territorial, en el estudio realizado por este investigador aparecen muchas otras razones de identificación; los éxitos deportivos, la socialización en la infancia y los valores sociales son las principales. Hay dos fenómenos que no ha podido medir pero que está convencido que influyen en la identificación con un equipo: la “transnacionalización” del fútbol y el factor “arrastre” de los jugadores estrella.

Preguntado por la influencia de la adquisición de clubes por parte de empresarios extranjeros, como sucede en el caso del Valencia, Llopis afirma que la identificación no disminuye: “Que el dueño del Valencia no sea ya valenciano, ni siquiera español, no ha afectado a los aficionados a la hora de identificarse con el club”.

El sociólogo de la UV asegura que ello se debe a una sencilla razón: el fútbol se ha convertido en un “espectáculo de consumo”. Así, “una buena parte de la afición lo que quiere es ir al campo para ver un buen partido y que su club fiche buenos jugadores. No quieren saber nada de deudas ni de situaciones financieras, el dinero lo tiene que poner el dueño. ‘Él se lo ha comprado, pero el Valencia es nuestro’, piensan muchos. Él está allí en Singapur pero el estadio está aquí y el escudo es de nuestra propiedad. De hecho, el abonado sigue diciendo que es socio, cuando ya no lo es. Se engaña a sí mismo pero lo dice porque ve que tiene poder para echar a entrenadores”.

Por lo que respecta a los comportamientos y patrones de consumo principales de los aficionados españoles como los partidos presenciados en el estadio, los partidos vistos por televisión o la compra de bufandas o equipación -incluso los enfados ante una derrota-, los datos obtenidos por Llopis muestran que los fans españoles no son distintos entre ellos. las culturas de club son muy similares entre ellos. El aficionado español se comporta igual sea del equipo que sea.

EL ÉXITO DE LA SELECCIÓN ISLANDESA ESTÁ EN “MANTENER VIVO EL SENTIMIENTO CON EL QUE UN NIÑO JUEGA A FÚTBOL”

Vidar Halldórsson, profesor de la Universidad de Islandia y autor de Sport in Iceland: How small nations achieve international success (Deporte en Islandia: Cómo países pequeños consiguen el éxito internacional), que se pondrá a la venta el próximo 8 de abril, ha diseccionado el éxito de la selección islandesa, que en la pasada Eurocopa alcanzó los cuartos de final tras eliminar a Inglaterra en octavos y clasificarse en la fase de grupos por delante de Portugal, que acabó alzándose con el trofeo continental.

Que una nación de apenas 320.000 habitantes pudiese competir entre los mejores del deporte rey resulta interesante, pero aún más que eso se haya producido también con el resto de los principales deportes de equipo: “La clave del éxito del equipo masculino no está en el buen hacer del propio fútbol, sino en el modo en que los islandeses entienden y practican deporte, en general, y en cómo las actuales condiciones sociales han ayudado a los equipos del país a alcanzar cotas históricas”.

Según explica Halldórsson, los diferentes equipos nacionales islandeses están impulsados por las mismas motivaciones, presentan las mismas características y representan un estilo de juego similar. En concreto, se construyen desde los ideales amateurs de “amistad, trabajo en equipo y entendimiento del fútbol más como un juego que como un trabajo; así como desde el orgullo nacional, que da como resultado unos jugadores que se sacrifican por un equipo en el que juegan con sus corazones; una organización de juego sólida, que enfatiza concentrarse y jugar desde sus fortalezas; y un fuerte sentido de confianza en el individuo”.

El caso islandés, en opinión de Halldórsson, subraya cómo la cultura trabaja para “promover y alimentar esos importantes factores de equipo”, esenciales para dicho país en su incorporación a los niveles más altos del deporte: “Resulta interesante que los mencionados factores están ausentes en algunas ocasiones en conjuntos nacionales más avanzados y profesionales, lo que ha concedido a Islandia una ventaja sorprendente sobre sus oponentes en este aspecto. Es una ventaja que no se basa en las capacidades o habilidades, sino en el espíritu”.

PROFESIONALES, PERO NO TANTO

“Nos hemos hecho profesionales pero no demasiado. No estamos aún en el momento en que el deporte se haya convertido en un trabajo. Las ligas son amateurs y los jugadores juegan gratis para la selección. Sólo se ha empezado a pagar recientemente en la selección de fútbol absoluta. En nuestras selecciones existe amistad entre los jugadores, un fuerte sentimiento de grupo y la alegría de jugar. Es decir, mantenemos el sentimiento con el que un niño hace deporte”, asevera.

Halldórsson estuvo presente en el reciente partido de Liga entre Valencia y Leganés; y conoce la situación que atraviesa el club de Mestalla En ese sentido, el sociólogo islandés cree en clubes profesionales donde las siglas CF cada vez parecen ceder más terreno a las de SAD, donde la concepción empresarial pesa cada vez más que lo deportivo, la clave está en que afición, jugadores y técnicos se concentren únicamente “en el equipo”. Debe excluirse todo lo demás: “El staff técnico y los futbolistas no pueden controlar lo que haga el dueño, la parte comercial y financiera, pero sí pueden integrar en su labor la amistad entre los jugadores, un fuerte sentimiento de grupo y la alegría de jugar”.

“Los aficionados islandeses sabemos que no podemos esperar de nuestros equipos que ganen siempre, que sean los mejores, pero sí les exigimos que en cada encuentro muestren carácter. Hay que ganar siempre la copa del carácter, de la entrega. Pero es que, además, así es más fácil ganar. Si los islandeses no jugamos así no le ganamos nunca a nadie. En cambio, de esa manera, algunas veces incluso derrotas a gigantes. Existe un orgullo en eso que va más allá de ganar o perder los partidos. Un aficionado se va casa tranquilo”, recuerda el sociólogo islandés.

Junto a Llopis y Halldórsson tres expertos británicos han expuesto lo concerniente al desarrollo de la labor de entrenador: Robyn Jones, de la Universidad de Gales, se ha centrado en las licencias de la UEFA; William Taylor, de la Universidad Metropolitana de Manchester, ha analizado la carrera profesional de los técnicos en Reino Unido; y Craig Winstanley, del Barnsley FC y profesor de la Universidad de Doncaster, ha disertado en torno a la llamada ‘cultura del rendimiento’ como nuevo paradigma del trabajo de entrenador.

Más información en: https://www.ucv.es/oferta-academica/congresos/2nd-international-conference-of-football/welcome

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