Mas médicos, pero más humanos (Carlos Barrios, Las Provincias)

Mas médicos, pero más humanos (Carlos Barrios, Las Provincias)

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Entre los debates de actualidad en torno al futuro de nuestro sistema sanitario destaca el relativo a si faltan o no médicos, es decir, los actores directos del cuidado de nuestra salud y bienestar. Al parecer, las necesidades mínimas -o al menos adecuadas- de estos profesionales no están garantizadas en nuestro país a corto y medio plazo.  Así lo repiten los responsables de la Administración pública tanto a nivel central como en muchas de las comunidades autónomas.

Efectivamente, faltan médicos hoy, y ese déficit de profesionales se acentuará en los próximos años. Las razones de la situación actual son bien conocidas: 1) El elevado número de jubilaciones que se prevén para estos próximos años (más de 7.300 médicos antes de 2026). 2) Las precarias condiciones de trabajo de muchos profesionales, con situaciones de interinidad de larga duración -más de 20 años- y en el caso de Atención Primaria con un completo colapso asistencial. A esa precariedad se añade al problema de unas compensaciones retributivas indignas del trabajo que realizan, muy por debajo de los usos en otros países. 3) La falta de expectativas profesionales, la limitación de las plazas de formación especializada (MIR), y las denigrantes perspectivas salariales han disparado en número de graduados de medicina que emigran a otras latitudes (más de 4000 en el año 2021) en busca de una vida profesional más digna, tal y como ocurría en otros sectores laborales en la España de los 50 y 60.

A pesar de que existen predicciones fiables de que la situación revertirá hacia el 2035, las posibles soluciones al problema actual no parecen sencillas a tenor de la disparidad de enfoques que existen entre la Administración pública, colectivos profesionales, sindicatos, sociedades científicas, responsables de la Educación médica, etc. Frente a lo que reclaman los profesionales y sus organizaciones o colectivos representativos, la Administración no contempla en su agenda mejorar las condiciones de trabajo y la precariedad laboral y retributiva de los médicos. Si esto es así, la Atención Primaria, en particular, está herida de muerte.

Para muchos profesionales sanitarios, el verdadero problema a solucionar es la falta de plazas para la formación especializada que donde está el verdadero cuello de botella. Es cierto que se pueden preparar más médicos especialistas siempre y cuando se habiliten los recursos para hacerlo. Habría que generar más unidades docentes y eso cuesta dinero a las arcas pública. Tampoco está en la agenda de la Administración.

La Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Medicina ha reiterado en varias ocasiones que la brillante e innovadora solución que propone la Administración ante la falta de médicos no pasa por incrementar un 15% la admisión de alumnos en las facultades, sin solucionar previamente el problema de la formación especializada. Ni tampoco pasa por aumentar en número de facultades de medicina, tanto públicas como privadas, ya que España es el primer país de Europa con más Facultades de Medicina.

En este escenario, nadie ha preguntado a los enfermos qué esperan de sus médicos. Salvo en zona rurales con baja densidad de población donde la falta de médicos pueda ser más acuciante, las personas que precisan del médico quizá no sean muy conscientes de la falta de profesionales. Les preocupa algo más profundo. Les preocupa la confianza, la acogida, la humanidad de aquel con quien va a depositar el restablecimiento de su salud. Para el paciente, más que el número de médicos y sus problemas de desarrollo profesional, lo prioritario es que cuando estén enfermos puedan sentirse comprendidos, escuchados, alentados, tranquilizados, cuidados por el profesional. Valoran lógicamente sus conocimientos científico-técnicos, pero buscan alguien que le ayude a sobrellevar el sufrimiento físico y psicológico -mucho o poco- que implica su enfermedad.

En la reciente declaración de Málaga 2022 sobre los estándares de la educación médica, la Conferencia Nacional de Decanos de facultades de Medicina Española (CNDFME) y la World Federation for Medical Education (WFME) entienden que “es necesario proporcionar a los futuros médicos la mejor formación científica, profesional y humana posible, para que sean capaces de solucionar los problemas de salud”. ¿Qué médicos nos faltan? ¿Tienen buena, o al menos suficiente formación humana los actuales?

Hoy día, la educación en medicina se enmarca en un escenario en el que una sólida formación científica resulta insuficiente, aunque sigue siendo necesaria. La medicina científica moderna está tremendamente deshumanizada. Los que estamos involucrados en la educación médica tenemos la responsabilidad de implementar también la trasmisión de valores y actitudes, no solo de conocimientos científicos. Necesitamos médicos con competencias no estrictamente técnicas como son el conocimiento hecho vida de los principios y valores de la bioética, la comunicación clínica, el trabajo en equipo y el rigor en la metodología de la investigación evitando falsedades y plagios. Todas estas habilidades son, sin duda, las que contribuyen a la mejora de la calidad de la atención sanitaria. Es preciso entender la necesidad de esa formación humanística de los médicos ya que esas habilidades son las que a la larga definen el camino del éxito profesional, de una vida lograda, realmente útil y gratificante.

¿Más médicos? Quizá si, pero lo que más necesitamos son médicos expertos en humanidad, que conozcan lo que es el hombre en su conjunto. Sería deseable que los médicos recuperaran algo de su tradicional humanismo. Este aspecto ha caracterizado siempre a las profesiones sanitarias.  El objetivo fundamental de médico siempre ha se ser curar -si es posible- al ser humano que sufre, pero siempre cuidarlo. Eso nos exigirá también un poco o un mucho de altruismo.  Ambas características de la profesión médica, humanismo y altruismo, no se aprenden en los libros de texto ni figuran en la agenda de la administración pública. Se trasmiten haciéndolas vida en el ejercicio de la profesión. Ojalá tengamos pronto más médicos pero más humanos.

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