Es inminente la llegada para su aprobación de la Ley de Memoria Democrática que ha impulsado Pedro Sánchez con el apoyo de partidos políticos, como Bildu (heredero del grupo terrorista ETA) y ERC, que se declaran enemigos de la Constitución Española de 1978.

Entre las paradojas que se describen en el anteproyecto de ley se afirma que esta misma Constitución fue la base principal para la conocida Transición democrática española que pretendió la paz y la concordia después de años de sufrimiento de la sociedad española.

Pactar una ley de memoria democrática con los que les molesta la actual Constitución es poner en sus manos la desaparición del espíritu de la misma Transición democrática Estos pactos se reflejan con mucha claridad cuando este mismo proyecto de ley se orienta únicamente hacia las víctimas causadas, literalmente, por el golpe de Estado durante la II República, impulsado en gran medida por los propios defensores estando al frente el general republicano Emilio Mola, la Guerra Civil y la dictadura franquista El sectarismo y el olvido interesado de estos partidos no constitucionalistas junto con el PSOE actual es la semilla de esta norma. La Ley de Memoria Democrática deja fuera a las víctimas causadas durante los gobiernos de la Segunda República en manos de los presidentes socialistas Largo Caballero, Azaña y Casares Quiroga en 1936 (año del inicio de la guerra), quienes renunciaron a la lógica de la democracia parlamentaria y ordenaron el cierre de colegios católicos, incautaron el patrimonio de la Iglesia, ilegalizaron a los partidos de derechas y destruyeron y quemaron más 160 iglesias. No controlaron la persecución y el asesinato de mujeres y hombres católicos, sacerdotes, frailes y monjas que fueron, además, violadas. Esto también falta en la Ley de Memoria Democrática para que sea realmente democrática y de concordia.

Ninguna víctima de 1935 a 1975 puede ser olvidada por cuestión ideológica o de religión. Al igual que han hecho con la ley educativa LOMLOE (2020) en la que se pretende reducir la enseñanza de la historia de España, hacen lo mismo con esta ley al querer eliminar episodios de gobiernos radicales amparados por las siglas del PSOE de 1936, cuando se persiguió y asesinó a miles de inocentes solamente por el hecho de tener estudios universitarios con ideas distintas o simplemente creencias religiosas.

El más claro ejemplo de esta atrocidad sucedida durante el gobierno de la Segunda República comandado por el PSOE son las conocidas checas, donde se torturaba al más estilo comunista y estalinista hasta la muerte. Valencia, capital de esta Segunda República tenía una de las peores y estaba situada al lado de las Torres de Quart, en el antiguo convento de Santa Úrsula, actual sede de la UCV.

La justicia de esta ley solamente es para unos cuantos y excluye a inocentes cuyo asesinato en cunetas y fosas comunes pretende ser silenciado y olvidado por quienes aprobarán esta Ley de Memoria Democrática. La legislación en democracia busca la justicia para todas las personas sin discriminación alguna, una oportunidad perdida para cerrar definitivamente una herida de muchas familias que vuelve a abrirse.

Verdad, justicia y dignidad.

Carlos Novella. Facultad de Magisterio y Ciencias de la Educación