L'Albufera se enriquece con dos nuevos BIC inmateriales (Pablo Vidal, Levante-EMV)

L'Albufera se enriquece con dos nuevos BIC inmateriales (Pablo Vidal, Levante-EMV)

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Pablo Vidal González, Director del Instituto Universitario de Antropología de la Universidad Católica de Valencia

L'Albufera es uno de nuestros espacios naturales más queridos y ha sido una importante conquista social de la democracia, ante los peligros que la especulación y los intereses turísticos que se cernían sobre ella. De modo paradójico, este excepcional ecosistema lacustre ha pervivido hasta nuestros días por el diálogo equilibrado entre los habitantes de sus riberas y el territorio, pues fueron nuestros antepasados los que establecieron regulaciones y normas para que el aprovechamiento del lago fuera razonablemente sostenible con el ecosistema.

Fruto de este aprovechamiento respetuoso ha sido la práctica de la pesca tradicional y del transporte en barca con vela latina por el lago, actividades que tienen un largo recorrido histórico y que se han mantenido hasta nuestros días por el entusiasmo y abnegación de muchos, principalmente de las comunidades de pescadores de L’Albufera, así como de las asociaciones de vela latina.

La práctica de la pesca artesanal ha mantenido artes como el mornell y el tir pla, así como modalidades como la técnica del redolí, la más practicada en el lago, en la que destaca el sorteo anual de estos puestos de pesca a mediados del mes de julio.

La vela latina fue el sistema de transporte utilizado por todos aquellos que tenían L’Albufera como su medio de vida, moviendo con estas artes las embarcaciones entre los campos de arroz, los puestos de caza o pesca, así como el resto de actividades de transporte, auxiliándose de la percha cuando el viento era escaso o inexistente. En la actualidad, el uso del motor podía haber ensombrecido el uso de esta navegación lacustre, hasta hacerla desaparecer, pero gracias al trabajo silencioso de las asociaciones de vela latina de Catarroja, Silla, El Palmar y Sollana se ha mantenido la técnica de construcción en pequeños talleres artesanales o calafates, poniendo en navegación estas embarcaciones siguiendo las normas tradicionales. Los nuevos usos de estas barcas para la realización de lances entre los diversos barqueros han permitido mantener viva esta práctica y el rico patrimonio asociado.

Con la declaración como BIC inmaterial de ambas manifestaciones se reconoce el destacado valor de estos usos propios del lago y señala la importancia de mantener vivo el lago como espacio protegido, pero también alertar de la fragilidad de estas prácticas en una sociedad postmoderna que no deja espacio para las nostalgias del pasado.

L’Albufera sufrió serias amenazas con el desarrollismo industrial y turístico de los años 60 del pasado siglo. Sin embargo, creemos que sería un error hacer del Parque un santuario vedado para las actividades humanas, pues han sido estas, por paradójico que pueda parecer, las que han contribuido a la conservación y al mantenimiento de estos ecosistemas tan complejos. Solo el mantenimiento de un equilibrio sostenible entre las diversas actividades de este entorno lacustre (caza, pesca, agricultura del arroz, etc..) harán que nuestros nietos puedan seguir disfrutando de este entorno tan privilegiado, pero al tiempo tan amenazado, así como de las prácticas propias de este espacio que se han convertido en auténticos iconos de nuestro paisaje y, desde ahora, protegidos y amparados bajo el paraguas de este nuevo BIC inmaterial.

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