Educación en libertad, compromiso por el bien común, excelencia y evangelización

El legado del cardenal Cañizares en la UCV

Educación en libertad, compromiso por el bien común, excelencia y evangelización

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Educación en libertad, compromiso por el bien común, excelencia y evangelización

El cardenal Antonio Cañizares ha trasladado el comunicado de la Nunciatura y la Santa Sede en el ángelus celebrado esta mañana en Palacio Arzobispal para anunciar que concluye su etapa como arzobispo de Valencia y que será relevado por Enrique Benavent, que fue obispo auxiliar de Valencia de 2005 a 2013. Asimismo, el nuevo arzobispo valenciano será nombrado gran canciller de la Universidad Católica de Valencia cuando tome posesión como pastor de la archidiócesis el próximo 10 de diciembre.

Desde que tomara posesión como máxima autoridad de la UCV, el 4 de octubre de 2014, ha sido manifiesta la vocación del cardenal Cañizares servicio a la comunidad universitaria, a la que ha animado a poner los valores del hombre y de la vida en el centro de las preocupaciones científicas y educativas. 

Consciente de la necesidad de hacer frente a las exigencias y a los riesgos de un saber cada vez más fragmentado, ha apoyado la formación integral de la persona, principal objetivo de la UCV desde su nacimiento hace casi veinte años. Así, el pasado curso el Consejo de Gobierno dio luz verde al proyecto Veritas, con tal de actuar y defender de forma unitaria la vida, la familia, la dignidad de la persona y el bien común desde la docencia, la investigación y la divulgación. La integración de la Facultad de Teología ha sido otro objetivo alcanzado, bajo la premisa de que la interacción de la teología con otras disciplinas resulta fundamental para alcanzar el objetivo principal de esta institución: la búsqueda desinteresada de la verdad. Precisamente, esta búsqueda ha marcado la vida del cardenal Roberth Sarah, investido doctor honoris causa por la UCV en julio de 2021. 

Bajo su mandato del cardenal valenciano ha arrancado también el Congreso Internacional de Derecho de Familia (pues, como señaló en la inauguración de su primera edición, “sin respeto a la familia no habrá respeto a la persona humana”), así como se han creado una Cátedra dedicada al estudio y promoción de la mujer, la Cátedra Tomás Moro de Estudios Sociales y Políticos y la Cátedra Betelgeux para el Desarrollo de una Economía Sostenible, según la propuesta de la encíclica del papa Francisco, Laudato Si. La puesta en marcha recientemente del Plan de Formación “Ante todo, personas” -dirigido a todo el personal docente e investigador- responde también a la identidad de la UCV, que el cardenal Cañizares ha compartido, acogido e impulsado. 

Educación en libertad y compromiso por el bien común 

Desde sus inicios, la principal ocupación y preocupación de la Universidad Católica de Valencia son sus alumnos, con quienes cada curso ha incrementado su compromiso en materia de becas y ayudas al estudio. Igualmente, estos últimos años se ha potenciado la atención al estudiante con la puesta en marcha de distintos servicios de orientación profesional, atención tutorial, así como reforzando el consejo de estudiantes, entre otras iniciativas. Tanto es así, que el pasado curso la UCV se consolidó, por sexto año consecutivo, como la mejor universidad del sistema universitario valenciano en el campo de la enseñanza-aprendizaje, según el Ranking CyD; es decir, la mejor en la relación directa entre profesor y estudiante. 

Ciertamente, la educación ha sido siempre un empeño prioritario del gran canciller, lo que le ha llevado a aunar esfuerzos con distintas entidades. Así, bajo su presidencia, la Junta por la Educación en Libertad ha defendido la familia como “el lugar natural y el instrumento más eficaz de aprendizaje y realización del ser hombre, así como de personalización de la sociedad”, por lo que “no puede ser suplantada por nada ni por nadie”. También pensando en los jóvenes ha puesto en marcha de la Fundación Marcelino Olaechea para la formación profesional y la Residencia Femenina Universitaria, en colaboración con las Madres de los Desamparados. 

La misma determinación ha mostrado Cañizares a la hora de atender a los desfavorecidos, a quienes la UCV siempre ha dado un lugar preferente. De hecho, esta universidad concedió el curso pasado su Medalla de oro al pueblo ucraniano en reconocimiento a su lucha por la libertad, un acontecimiento que no fue sino el colorario de una sucesión de actuaciones solidarias arrancadas desde que se iniciara la invasión de Rusia. También en mayo de 2019 la UCV acogió la Cruz de Lampedusa para concienciar de la muerte de inmigrantes y refugiados en el Mediterráneo. 

Firme en este compromiso social, la UCV ha seguido desarrollando cerca de 20 programas de voluntariado a nivel local e internacional con menores, enfermos, personas mayores, personas con discapacidad o en riesgo de exclusión social y ha celebrado sucesivos congresos internacionales dedicados a analizar el problema del hambre y la pobreza en el mundo. Igualmente, ha creado, durante el mandato del cardenal valenciano, la Cátedra de la Caridad Santo Tomás de Villanueva y la Clínica Jurídica para asesorar de forma gratuita en cuestiones de derecho a personas en situación de vulnerabilidad social; como ha reconocido Cañizares, “una humanidad nueva no es marcar idealismos ni utopías a nuestra universidad”, sino invitarle, “sencillamente, a ser lo que tiene que ser”. 

En este compromiso social destaca el Campus Capacitas, que nació prácticamente en los orígenes de esta institución universitaria y que ha recibido distintos reconocimientos por ser una referencia en investigación, atención y formación sobre la discapacidad.  Entre ellos, destaca el que la propia Santa Sede le brindó a través de la Fondazione Gravissimum Educationis en noviembre de 2020. 

La recta razón 

La Universidad Católica de Valencia ha acogido en este tiempo la presentación de los informes elaborados por la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada, así como ha organizado jornadas, congresos y cursos de verano dedicados a la libertad religiosa. La razón es que este derecho es necesario para la reconciliación y la paz, que el cardenal Cañizares ha defendido encarecidamente, también en España. Es por ello que la UCV haya reconocido con el más alto grado académico el trabajo en favor de la concordia y de la unión de Adolfo Suárez, a título póstumo, y de Francisco Gan Pampols, investido como doctor honoris causa en marzo de 2021. Igualmente, se han seguido celebrando anualmente jornadas, congresos y encuentros con las víctimas del terrorismo, cuyo papel en aras de la reconciliación sigue siendo crucial en España. “Una recta razón, una formación que eduque en esos principios y los difunda, es lo mejor que podemos hacer en favor de nuestra sociedad española”, reconoció Cañizares en el acto de apertura de curso del 2020-2021. 

Un tiempo particularmente difícil en esta etapa ha sido la pandemia provocada por la Covid-19, y la UCV quiso rendir homenaje a los colegios oficiales de Médicos y de Enfermería, a la Comisión Diocesana de Pastoral de la Salud, a las Fuerzas Armadas, a Cáritas y a la Confederación Empresarial Valencia (CEV) por su labor fundamental y desinteresada, otorgando a estas entidades su Medalla de oro en mayo de 2021. 

Proyectos hacia la excelencia 

Desde que asumiera el cargo de gran canciller de la Universidad Católica de Valencia, el cardenal Cañizares manifestó la necesidad de tener un plan estratégico que garantizara la excelencia en la formación de los alumnos, del profesorado y en la investigación. Esa demanda fue asumida por el Consejo de Gobierno con la elaboración del Plan estratégico 2019-2022, que ha se materializado, por un lado, consolidando la carrera docente en la UCV; por otro, promocionando nuevos proyectos como el supercampus europeo EU CONEXUS -que ha situado a la UCV a la vanguardia internacional en educación superior- y en la creación del Centro de Investigación Traslacional San Alberto Magno (CITSAM). A esta apuesta por la excelencia responde también la puesta en marcha del Hospital Virtual y del Centro de Medicina del Deporte y Alto Rendimiento, que han impulsado tanto el desarrollo de la investigación biotecnológica y biomédica, como el servicio a la sociedad española, particularmente a la valenciana. 

Asimismo, la constante presencia del gran canciller en la presentación de nuevas publicaciones ha evidenciado su interés por la investigación y la transferencia en humanidades, necesarias para que se dé el diálogo fe y razón, más allá de las aulas. En este sentido, también ha impulsado la colaboración entre la Universidad Cardenal Herrera-CEU y la UCV, que se ha concretado en el desarrollo conjunto de actividades y proyectos. 

Universidad “evangelizada y evangelizadora”

En definitiva, el cardenal Cañizares es consciente de que Iglesia y Universidad se encuentran en lo más vivo de la misión de ambas y ha promovido una estrecha colaboración que seguirá dando frutos. La Universidad, como ha señalado en distintos momentos, ha de ser “evangelizada y evangelizadora”. Asimismo, ha ejercido como pastor de la comunidad universitaria, acudiendo sin descanso a los actos institucionales y académicos celebrados, sobre todo si los protagonistas han sido los alumnos. A ellos se ha dirigido durante estos años, mostrándoles su deseo de que la UCV les ayude a “descubrir el arte de vivir, unidos a Jesucristo”. Con los alumnos se reunió también durante la Jornada Mundial de la Juventud en Panamá, invitándoles a “ser valientes como san Pablo", les ha bendecido en los envíos a sus misiones de voluntariado, les ha administrado los sacramentos… Los ha acompañado personalmente.  

“El conocimiento tecnológico no basta. Lo que importa es el conocimiento del hombre, ese es nuestro criterio: el servicio al hombre. Por eso es fundamental la familia, donde crece el hombre y cobra sentido la unidad, donde se nos da la posibilidad de ser hombres al servicio de los hombres, incondicionalmente, y donde aprendemos a servir a Dios”. Con estas palabras se dirigió a los jóvenes egresados en su Acto de Graduación celebrado el pasado mes de julio. Unas palabras que son un legado para la Universidad Católica de Valencia. 

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