EI final del mes de febrero del 2022 quedará marcado inexcusablemente para la historia universal. Quedará marcado por las atrocidades cometidas nuevamente por uno de los errores crónicos de la humanidad como es la guerra y el asesinato de personas inocentes como ejemplo de demostración de poder: Es necesario recordar cuántas han sido estas atrocidades que se han despojado por completo del sentido humano de la vida. Lo que es más lamentable aún es sentirnos meramente espectadores de la vileza de un dirigente que ha perdido el horizonte de la razón pero que sin duda tiene una inteligencia estratégica y de disuasión superior a muchos dirigentes políticos actuales que son responsables de instituciones mundiales como la OTAN y la Unión Europea. No es ensalzar ni mucho menos la figura de Putin sino hacer ver la preocupan te debilidad ele disuasión actual de estas instituciones ante los desafíos a la libertad, a la paz y al derecho a la vida de regímenes disfrazados ele democracia pero con dientes de lobo hambriento.

La reacción de la OTAN, de Biden y de la UE desde el primer día en el que Putin ordenó una movilización de más 100.000 militares a la frontera con Ucrania vendiéndolo como un ejercicio de maniobras tiene que hacernos pensar si ha sido de tibieza y de inmadurez política en la estrategia defensiva. La Unión Europea sí ha aplicado de forma ejemplar y con contundencia sanciones económicas a Rusia que tendrán su efecto a largo plazo y que probablemente dividirá y debilitará la credibilidad del gobierno ruso con su población y con sus oligarcas que lo financian. Putin ya estará inmerso en ese proceso de debilitamiento y controversia interna pero no hay que olvidar los centenares de inocentes muertos que ya han dejado los primeros días de invasión. Se ha llegado tarde porque esas vidas podrían haberse protegido.

Es necesaria una profunda y urgente revisión del papel de la OTAN, de la política defensiva de la Unión Europea y del liderazgo de Biden en la defensa de la democracia, la paz y la libertad en el mundo. La OTAN parece haber menospreciado el desafío de Putin cuando quizás hubiera sido más acertado desplegar fuerzas militares de este organismo en los países fronterizos con Bielorrusia. Rusia y Ucrania, es decir, en Polonia, Eslovaquia, Hungría, Lituania y Rumanía con el fin de ejercer presión disuasoria sobre Putin por si decidía invadir Ucrania, como así ha sido. Muy probablemente esta decisión hubiera sido un gesto de un ión sin fisuras de la comunidad internacional frente a Putin y frente a cualquier dirigente con aires imperialistas, nada más que con el fin de advertir de que cualquier paso en esa dirección supondría la caída de todo el peso de la democracia, de la paz y de la libertad sobre ellos.

EE.UU. es un país imprescindible para este cometido pero Biden cometió el error, aún siendo el primero en avisar de la invasión inminente de Putin sobre Ucrania, de subestimar el valor invasivo de las fuerzas rusas. Aún es tamos a tiempo para que la OTAN de una vez por todas se organice, actúe y muestre su convencimiento y cohesión interna por la que nació. A tiempo también para que Biden no dé la sensación de mostrarse alejado y sin ideas sobre este conflicto y a tiempo para que la Unión Europea se fortalezca defensivamente porque no será el primer y último intento y desafío de esta magnitud al que tenga que enfrentarse en un futuro. Putin ha aprovechado toda esta concatenación de debilidades para avanzar en su plan, aunque termine por claudicar más por la división interna en su país por su plan romántico soviético que por las acciones tomadas por el resto del mundo.

El aviso más preocupante es que si Kiev cae, la Unión Europea habrá mostrado que no está preparada para defender de acciones hostiles a sus ciudadanos y que la OTAN h a da do claras muestras de su debilidad ante desafíos como el de Putin. La amenaza nuclear siempre va a esta r presente pero la cuestión es evitar que se utilice como medida disuasoria y chantaje para debilitar la paz, la democracia y la libertad en el mundo. El ejemplo de coraje y convencimiento por estos valores lo han dado en gran medida los centenares de ucranianos que pese a jugarse la vida pudieron frenar sin armas el avance de las tropas rusas en algunos territorios de Ucrania, sin más escudo que su propio cuerpo pero con la más 'poderosa arma' como es la creencia en la libertad, en la paz y en el derecho a preservar la vida de los inocentes de su país. Todos tenemos esas imágenes televisivas en mente invadiendo una carretera para frenar a los militares rusos sin ninguna violencia. Una lección dada a la comunidad internacional que merece el reconocimiento mundial, el mío ya lo tienen. Ellos han sido los héroes de esta indeseable guerra.