El escritor Gonzalo Manglano apuesta en su nueva novela por un estilo dialogado con un ritmo de lectura musical
martes, 9 de febrero de 2016
El autor valenciano, director de las Tertulias Literarias de la Universidad Católica de Valencia, presenta ‘Un cadáver en su tinta’
La novela dialogada no es un subgénero demasiado habitual entre los ejemplares presentes en los estantes de cualquier librería. El escritor Gonzalo Manglano (Valencia, 1972) ha elegido así un estilo un tanto bizarro, quizás arriesgado y nada comercial para su nueva obra, que ha presentado en la Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir (UCV), donde ha dirigido las Tertulias Literarias del Vicerrectorado de Extensión Cultural y Universitaria.
Manglano concede que hay "muy pocas" novelas dialogadas en español pero se muestra convencido de su resultado: "Siempre busco un ritmo de lectura musical en lo que escribo y también lo he hecho con Un cadáver en su tinta. Creo que es un libro interesante y distinto a lo que se suele leer".
El autor valenciano recuerda que la idea de optar por este desvío literario nació al escribir su segunda novela, A pesar de la tierra, que termina con un pasaje, en parte, dramatizado. "¿Y si hago esto con una obra entera?", se preguntó Manglano, que no limitó su apuesta a lo formal. En algunas páginas de Un cadáver en su tinta, los personajes deciden que son ellos los que deben llevar la trama y que el autor "debe salir y observarles"; como lo hizo en su momento Azorín, e incluso Gómez de la Serna, apunta el escritor.
Junto a sus atrevimientos formales, Manglano decidió impregnar su obra de un tono "humorístico", que da como fruto, en opinión del mismo autor, una novela "divertida, con un toque irónico y surrealista". En ese sentido, el libro tiene "ecos" del dramaturgo Eugène Ionesco y de los autores de su época, abanderados del teatro del absurdo.
UN ACUSADO, LA JUSTICIA Y LA FALSA LITERATURA
Si los diálogos son las vías por las que se desplaza su tren literario, Manglano empezó a pensar en la justicia como locomotora temática, sobre todo en claves recurrentes como la ley y la verdad. Por ello, Un cadáver en su tinta comienza con el descubrimiento de un cadáver, la investigación policial y la acusación del sospechoso. El protagonista se ve así ante un tribunal de justicia, juzgado por un asesinato que dice no haber cometido.
La novela se adentra también "sin miedo" en terrenos tan arados por la literatura universal como la vida y la muerte, o lo trascendente y lo intrascendente: "No tenía ninguna novela ni autor en mi cabeza al ponerme a escribir, pero cuando se trata de esas temáticas un autor que siempre tengo presente es Unamuno, aunque también me han influido mucho el checo Milan Kundera y el Nobel japonés Kenzaburo Oé".
Todas esas disquisiciones en el germen de Un cadáver en su tinta condujeron a Manglano hacia otro tema principal presente de igual modo en la novela: la "falsa literatura"; compuesta, según el autor, por libros que "más que hacer pensar a la persona, le evaporan el cerebro".
"Existe la literatura y también lo que llamo "lecturas". La primera te hace pensar, preguntarte cosas, te abre la mente; supone una aportación a la persona desde el punto de vista cultural. Las segundas no guardan muchas diferencias con sentarte a ver un programa de televisión", aduce.
Por ello, el escritor valenciano subraya que "es mejor que se lea mucho", pero depende de lo que se lea. Así, Manglano le quita hierro a los bajos índices de lectura en España, porque aquí "se lee poco porque nunca se ha leído demasiado" y, sin embargo, "se lee más que nunca".
David Amat / comunicacion@ucv.es