La tesis doctoral con "Estudio del nervio óptico mediante técnicas no invasivas (potenciales evocados visuales, tomografía de coherencia óptica y eco-duplex) en pacientes con Esclerosis Múltiple", defendida en el Aula Maior del campus de Valencia-Santa Úrsula de la Universidad Católica de Valencia "San Vicente Mártir" por María Carcelén, ha obtenido la calificación de sobresaliente ‘cum laude'.
Tras la investigación desarrollada por Carcelén, neuróloga del Hospital General Universitari de Valencia, se ha comprobado que, mediante potenciales evocados visuales (PEV), ecografías dúplex (ED) y tomografías de coherencia óptica (OCT, de sus siglas en inglés) -tres pruebas "sencillas, económicas y no cruentas", ha señalado Carcelén se podría evaluar a largo plazo el grado de discapacidad de un paciente con esclerosis múltiple.
"Las alteraciones halladas en las pruebas (disminución de amplitud del potencial evocado visual, disminución del grosor de la capa de fibras nerviosas de la retina y disminución del diámetro del nervio óptico) se ha visto que son mayores en los ojos de pacientes con esclerosis múltiple que han sufrido algún episodio de neuritis óptica pero también se ha comprobado que existe afectación en los ojos que no han tenido neuritis si se comparan con los ojos de los pacientes sanos", ha aseverado.
Para Carcelén esto implica que, aunque el paciente no haya sufrido ningún episodio de neuritis, mediante estos test "puede detectarse la existencia de daño axonal y ello puede servir como un marcador pronóstico a largo plazo".
De entre las pruebas en que ha constado la investigación, la OCT es la "más sensible" a la hora de detectar alteraciones subclínicas significativas en pacientes con esclerosis múltiple sin antecedentes de neuritis óptica. En ese sentido, Carcelén ha afirmado que la exploración neuroftalmológica "debe estandarizarse" y emplear las técnicas que, junto a la tomografía de coherencia óptica, han demostrado "mayor sensibilidad": PEV multifocales y test específicos de agudeza visual.
"La EM es una enfermedad neurodegenerativa del Sistema Nervioso Central que suele cursar en brotes, aunque existen otras formas progresivas. Una de las zonas en las que más se manifiesta habitualmente es el nervio óptico, que sufre una inflamación aguda que, a su vez ocasiona una pérdida de la visión, que puede o no recuperarse", ha explicado.
Carcelén ha indicado que hoy existen tratamientos que "modifican el curso de la enfermedad", a pesar de lo que la evolución de la misma sigue siendo "impredecible". Por este motivo, las investigaciones sobre EM se están centrando en los llamados "marcadores pronósticos"; es decir, "qué puede conocerse desde el principio de la enfermedad que nos permita predecir a largo plazo la agresividad de la afección en cada paciente y elaborar así un tratamiento mucho más personalizado".
"Los nervios que conforman el sistema nervioso podrían explicarse de un modo más gráfico como unos cables cuya parte interior son los axones y la exterior que los recubre, la mielina. La esclerosis múltiple ataca a la mielina y daña al axón, que es lo que acaba ocasionando alguna discapacidad en el paciente (trastorno en la marcha, deterioro cognitivo…)", ha expuesto.
Se ha demostrado, tal y como ha recordado la investigadora del Hospital General Universitari, que "ya en las fases iniciales de la enfermedad se produce daño axonal aunque la mielina no esté afectada". Por dicha razón existe un "interés creciente" en descubrir marcadores de daño axonal de manera que este pueda verse "antes de que aparezcan alteraciones en una resonancia magnética y así predecir la progresión de la enfermedad".
En este punto se basa la tesis de Carcelén, pues la capa de fibras nerviosas de la retina (RNFL, de sus siglas en inglés) es la única localización del sistema nervioso en la que los axones carecen de mielina: "Al medir el grosor de los axones de esa zona para determinar si están dañados, estamos midiendo un axones puros. Un adelgazamiento de esa capa indica que existe daño axonal previo a la neuritis, lo que podemos relacionar con el grado de discapacidad que puede tener el paciente".
En el estudio han participado 85 sujetos (170 ojos); 29 de ellos con esclerosis múltiple y que han sufrido neuritis, 27 con esclerosis múltiple que no han sufrido neuritis; y 29 pacientes sanos. A este respecto, Carcelén no ha dado por "zanjada" su investigación, puesto que va a realizarse un estudio de extensión repitiendo las pruebas con los pacientes mencionados, pasados ya tres años "para comparar el posible deterioro en el resultado de los test con el deterioro clínico del paciente".
La tesis ha sido dirigida por la Dra. Ángeles Cervelló, Jefa Clínica del Hospital General Universitari de Valencia y profesora de la Universidad Católica de Valencia; y el Dr. Francisco Javier Romero, Director de la Escuela de Doctorado de la UCV y Vicerrector de Investigación, Desarrollo e Innovación de la misma institución.
El tribunal ante el que Carcelén ha defendido su tesis ha estado compuesto, en primer lugar, por el Dr. Óscar Fernández, Jefe de Servicio de Neurología del Hospital Universitario Carlos Haya de Málaga y profesor de la Universidad de Málaga, que ha actuado como Presidente; y el Dr. Jorge Barcia, profesor de la UCV, que ha detentado el cargo de secretario del tribunal. Han sido vocales del mismo el Dr. Bonaventura Casanova, del Hospital Universitari i Politècnic La Fe de València y profesor de la Universitat de València; el Dr. Francisco Coret, del Hospital Clínic Universitari de València y profesor de la Universidad Católica de Valencia; y la Dra. Concepción Vilela, neurofisióloga del Hopital 9 d'Octubre de Valencia.
David Amat / comunicacion@ucv.es