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Núria Montserrat: "Conseguimos reprogramar células humanas de pacientes con anemia de Fanconi y envejecimiento prematuro"
lunes, 8 de agosto de 2011 La investigadora del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona participa en el curso de verano de Santander sobre terapias regenerativas, organizado por la Universidad Católica de Valencia

Núria Montserrat Pulido, investigadora del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona (CMRB), ha destacado hoy algunos de los logros obtenidos en este centro con el uso de células madre pluripotentes inducidas (células iPS, en su abreviatura en inglés) ya que “hemos conseguido reprogramar células humanas de pacientes con anemia de Fanconi y progeria -enfermedad genética de la infancia muy rara, que se caracteriza por un envejecimiento brusco y prematuro-“.

Así, la investigadora ha añadido que “hemos conseguido corregir las mutaciones que afectaban a esas enfermedades en concreto y convertir las células de los pacientes en células pluripotentes”.

Montserrat Pulido ha pronunciado hoy lunes la conferencia “Células madre de pluripotencia inducida (iPS) a partir de muestras de pacientes: metodología y aplicaciones terapéuticas” en el marco del curso de verano que la Universidad Católica de Valencia “San Vicente Mártir” celebra en Santander hasta el próximo viernes, 12 de agosto, y que lleva por título “Medicina del futuro hoy: De las terapias regenerativas al trasplante de bio-órganos”.

Monserrat Pulido ha subrayado que la reprogramación de células lleva solo 5 años y ya se han conseguido “hitos muy importantes”. El logro de las células iPS está considerado como uno de los avances más importantes de la investigación con células madre, porque permite a los investigadores obtener células madres pluripotenciales, que tienen posibles aplicaciones en investigaciones y usos terapéuticos sin la controversia del uso de embriones.

Asimismo, la experta ha subrayado que con el uso de las células iPS “el paciente es el propio donante”. Esto supone que “a partir de una muestra del propio paciente –una célula de la piel o del cabello-“, ésta se reprograma y se trasforma “en una célula que sería como una célula madre embrionaria, que podemos diferenciar al tipo celular afectado de la patología concreta, y trasplantarla”. Este proceso “evita trabajar con muestras de donantes”, el posible rechazo después de un trasplante o tener que recurrir a bancos de tejidos o de células.

Montserrat Pulido ha señalado que cuando transforman las células en pluripotentes, las células de los pacientes pasan a ser “idénticas a una célula embrionaria”, cuyo “potencial” es “infinito” porque se puede “diferenciar a cualquier tipo celular del organismo”.

En el contexto de la anemia de Fanconi, por ejemplo, la investigadora ha explicitado que “si cogemos una muestra de un paciente con esta patología -.que principalmente tiene dañado el sistema sanguíneo-, conseguimos corregir la mutación, reprogramar las células, convertirlas en células embrionarias y diferenciarlas a sangre; esta sangre se puede trasplantar otra vez en el mismo paciente”.

De igual forma, Montserrat Pulido ha advertido que estas investigaciones se centran en enfermedades que tienen “poca expectativa en un contexto de trasplante o todavía ninguna aplicación terapéutica. Nos centramos en enfermedades raras, con poca prevalencia, pero que son muy dañinas”.

Preguntada por los últimos avances en estas investigaciones, Montserrat Pulido ha manifestado que en reprogramación somática se están estableciendo protocolos para “generar células de pacientes con metodologías que sean seguras, que se van a aplicar en clínicas”. “Y en el contexto de la terapia celular” el gran avance “sería encontrar una solución universal para todas ellas, cómo conseguir reprogramar cualquier célula del organismo de un paciente sano y de un paciente enfermo para poder aplicarlas en un futuro en otras enfermedades”.

Montserrat Pulido ha considerado que “el principal avance es establecer protocolos para reprogramar las células” y en el contexto de la medicina regenerativa ha enumerado los trabajos llevados a cabo con “células madre de tejido adiposo o células madre a partir de muestras de sangre para terapias de trasplante para enfermos de leucemia, enfermos con patología degenerativas de cartílago o deformaciones óseas”, entre otros.

No obstante, Montserrat Pulido ha querido lanzar un “mensaje de cautela” y que aunque el descubrimiento es “bastante potente” y que “estamos en un momento muy bueno” en cuanto a las investigaciones, “falta contestar a preguntas importantes” relacionadas con la “seguridad” de estas células.

De esta forma, la experta se plantea que “en un periodo de unos 15 años” habrá enfermedades que se podrán tratar, “enfermedades para las que hasta ahora no había ningún tipo de solución”. Pese a que todos estos descubrimientos “todavía no se aplican en pacientes”, Montserrat Pulido considera que sí se podrán aplicar “en un plazo de dos o tres años”, sobre todo en algunas patologías relacionadas con el sistema sanguíneo, “pero hace falta bastante trabajo a nivel legal, con la agencia del medicamento, y mucho trabajo de fondo”.

ÓBSTÁCULOS PRINCIPALES EN LAS INVESTIGACIONES

Igualmente, sobre los principales obstáculos que han encontrado en el desarrollo de estas investigaciones, la experta ha apuntado que “las células reprogramadas se consiguen con baja eficiencia, de cada 1.000 células que se pueden extraer de un paciente, una única célula podrá ser igual a una célula madre”.

Así, ha relatado que, en un principio “intentamos conseguir esta metodología mediante virus y retrovirus, que en la clínica no se pueden aplicar porque tienen un alto potencial tumorogénico para el paciente”. Al respecto, el “obstáculo principal” durante los primeros años era conseguir cómo reprogramar las células de forma segura y que “no hubiera un riesgo de que el enfermo desarrollara tumores o algún otro riesgo asociado”.

Finalmente, también ha considerado como uno de los “grandes escalones” es que “no es fácil hacer en cultivo una célula que lata o conseguir una neurona específica, hay mucho trabajo para establecer un protocolo de diferenciación” y, por último, es que “lo que nosotros trasplantemos en el paciente sea funcional”.