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Francesca Cocchini: "Los niños han demostrado que pueden ser definidos como verdaderos teólogos"
martes, 27 de abril de 2010 La profesora de La Sapienza de Roma ha presentado la pedagogía de la "Catequesis del Buen Pastor", en el III Congreso Internacional de Educación Católica para el siglo XXI de la Universidad Católica de Valencia
Francesca Cocchini, de la Universidad de La Sapienza de Roma, ha afirmado que "los niños han demostrado que pueden ser definidos como verdaderos teólogos". Esta es una de las conclusiones a las que ha llegado la experta en su ponencia del III Congreso Internacional de Educación Católica para el Siglo XXI: "La infancia, profecía de la vida" de la Universidad Católica de Valencia "San Vicente Mártir", en el que ha presentado la pedagogía de la "Catequesis del Buen Pastor". "El niño se satisface profundamente al descubrirse colaborador esencial –aunque sea pequeño– de una historia que camina hacia una meta que lo ayuda a caminar con una actitud fundamentalmente cristiana: la esperanza", ha añadido. La Catequesis del Buen Pastor se inició en Roma en 1954 por la biblista y estudiosa de la espiritualidad cristiana, Sofia Cavalletti, que se basó en la visión del "niño nuevo" de María Montessori. Actualmente, esta particular catequesis se imparte en numerosas ciudades de todo el mundo, "en ambientes sociales y culturales muy distintos". La Catequesis está dirigida a la formación religiosa del niño desde los 2 o 3 años hasta su adolescencia, puesto que ante la realidad religiosa "el niño manifiesta una nueva dignidad y un sentimiento gratísimo de gozo, indicador del crecimiento interior, así como el aumento de peso es el indicador del crecimiento del cuerpo", ha puesto como ejemplo la profesora. Según ha expresado Cocchini, el carácter experimental de la Catequesis del Buen Pastor "estudia quién es la criatura humana en su relación con Dios en la primera etapa de su vida e individualiza cuál es el aspecto de la infinita riqueza de Dios que responde mejor a las exigencias vitales del niño". "Un niño que vive un mundo espiritual diferente al del adulto, caracterizado sobre todo por la esencialidad y el gozo", ha añadido. Según ha destacado esta experta la Catequesis del Buen Pastor se basa en las "exigencias y experiencias fundamentales, propias de la infancia". Desde los 2 a los 6 años, ha detallado, "estas exigencias se refieren al vasto ámbito de la relación y del misterio de la vida". Así, ha señalado "sólo en la relación se llega a ser persona". Desde esta perspectiva, Cocchini ha afirmado que "la primera infancia (hasta los 5-6 años) se presenta como la edad de oro para la formación de la persona, porque en esta etapa el niño no se abre aún a la multiplicidad de los comportamientos, sino que en cada experiencia está implicada toda su persona, hasta lo más profundo de su ser". Según sus palabras "el niño tiende a relacionarse con toda su persona; todo su ser está abierto a esta relación. Así, "ayudar al niño a experimentar en su vida la presencia de Dios, es ayudarle a formar su persona según las exigencias de su estructura más profunda, ayudarle a lograr una relación que corresponde plenamente a sus exigencias vitales". Cocchini no ha dudado en señalar que en la Biblia hay una "figura" que "satisface esta exigencia del niño de una relación que implica todo su ser, una figura que por su capacidad de darse y de amar sin límites no puede desilusionarlo: es la figura del buen Pastor". "La mayor ayuda que podemos dar al niño pequeño para formarse como persona moral es la parábola del Buen Pastor", ha asegurado. La profesora italiana ha observado que si bien en esta parábola "no hay ninguna indicación de qué es lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer"; es por este motivo por lo que esta parábola es "tan importante en la formación moral, porque no intenta solicitar a hacer cosas, sino a estar con el Buen Pastor, a gozar de su presencia en nuestra vida". Cocchini ha apuntado que la "respuesta del niño a la relación con el Dios que lo llama es gustarlo y vivirlo en el gozo más profundo". Una respuesta que se plantea a un "nivel superior a cualquier acción y a cualquier esfuerzo de la voluntad: su respuesta es el amor que produce gozo, una respuesta que es de la misma naturaleza que el don ofrecido". Por su parte, después de los 6 años, la exigencia vital del niño se caracteriza por una "gran sed de conocimientos, no de carácter escolar, sino una necesidad existencial de conocer el mundo para ser capaz de orientarse en él". "El niño tiene ahora como nuevo instrumento la imaginación", ha expresado. A partir de esa edad, según Cocchini, "los niños entran en la etapa del desarrollo en la que el interés moral se hace presente y adquieren la capacidad de orientarse en el tiempo y en el espacio. Los niños pueden entonces familiarizarse con la historia bíblica, en su globalidad y en los principales acontecimientos narrados en el Antiguo Testamento". Una de las características de esta Catequesis es su "fidelidad a la gran tradición de la Iglesia, en particular a la de los primeros siglos" y a las "fuentes bíblicas y litúrgicas", que la hace "guía segura para su desarrollo ecuménico". En ella destaca el papel del educador, "que tiene que ser observador, nunca ‘maestro’, para permitir al niño que escuche al único Maestro". Asimismo, se sirve de la "metodología litúrgica y hasta de algunos materiales de carácter litúrgico, como el modelo del altar con los elementos que lo completan, los colores litúrgicos, el calendario litúrgico o el misal". De igual forma, también utiliza para la presentación de la historia bíblica, de dos "materiales montessorianos como son la cinta y la tira de las civilizaciones, adaptados a la extensión de la historia en la Biblia. Cocchini ha asegurado que "la esencialidad y la objetividad de la Catequesis del Buen Pastor son características que se encuentran también en los primeros tiempos de la Iglesia, tiempos en los que se hacía una teología que no tenía nada de puramente intelectual, sino que era una cosa sola con la exégesis, la liturgia y la vida". La profesora de La Sapienza ha subrayado que "los niños han sido guías exigentes: ellos inexorablemente desechan lo que no es estrictamente esencial". "Si la vida espiritual es distinguir lo que es esencial de lo que no lo es, podemos decir que el niño -cuanto más pequeño sea, mejor- es maestro de espiritualidad", ya que los niños "nos enseñan esa esencialidad, porque nos piden solo ‘cosas grandes’". Cocchini también ha detallado que en la metodología de esta Catequesis "se privilegian las parábolas, el método de enseñanza de Jesús". Así, los textos se introducen con muy pocas palabras y se leen directamente en la Biblia. Las parábolas son "un lenguaje alusivo, respetuoso de la grandeza y riqueza del misterio de Dios", ha añadido. Entre los ejemplos de signos litúrgicos, Cocchini ha destacado tres "gestos" presentes en la Eucaristía como son "la epiclesis, que indica el don que viene de lo alto; la ofrenda, que indica la respuesta, y el gesto de la paz, el compartir el don. A través de estos gestos se presenta también a los niños la Eucaristía. Son gestos esenciales y simples y, al mismo tiempo, muy profundos, abismales, a través de los cuáles se ‘ve’ la Eucaristía como sacramento de la alianza". GUILLERMO PERIS: "LOS ESCRITORES CRISTIANOS IMITAN A UN DIOS CREADOR" Guillermo Peris, profesor de Filosofía del Instituto Edith Stein de Granada, ha relacionado la literatura cristiana contemporáneas con la educación infantil. En este sentido, al tratar sobre las principales epopeyas que sobre este tema se han dado, ha declarado que "los escritores cristianos imitan a un Dios creador". El profesor de Filosofía ha citado a J.R.R. Tolkien para afirmar que "creamos según la ley por la que fuimos creados", y es que "Dios, ante todo, es creación", ha afirmado el profesor. De esta forma, ha señalado que "la responsabilidad de un artista es imitar y celebrar que hay un Dios generoso que nos da su creación", por lo que "si un escritor asume que es criatura estará en condiciones de crear", ha añadido. Respecto a cómo asume el niño la literatura, Peris ha explicado que "el niño no se muestra menos visionario que algunos de los más grandes filósofos, simplemente menos informado", y ha subrayado que "buscan en los padres aclaraciones y respuestas propias y connaturales a la naturaleza humana". GRACIA AROLAS: "NO PUEDE DARSE UN DESARROLLO EN LA PERSONA SI NO HAY UN RETORNO A LO NO-PSICOFÍSICO" Por su parte, Gracia Arolas, profesora de Educación para la Salud de la Universidad Católica de Valencia, ha defendido "la necesidad de que las ciencias se aúnen en el siglo XXI para redescubrir la interioridad de la persona". Tal y como ha afirmado, "no puede darse un desarrollo en la persona humana si no hay un retorno a lo no-psicofísico", que sería atender a su "dimensión espiritual". Arolas ha realizado estas declaraciones durante su intervención en el III Congreso de Internacional de Educación Católica, en el que ha desarrollado una ponencia acerca de la neuropedagogía y la prevención de trastornos psicológicos en el niño con edad escolar. La profesora ha hecho hincapié en "la necesidad de que el niño viva estilos de vida adecuados para un crecimiento y desarrollo neurológico", pues, tal y como ha expresado, "igual que el oxígeno no se ve y es necesario, lo no-psicofísico es preciso para respirar y, si no se da, morimos irremediablemente". En este sentido, "el espíritu se rige por leyes fundamentales, y la primera es el amor", ha subrayado la profesora Arolas. "Primero, el Amor incondicional que nos ha constituido, segundo el amor de nuestros padres, que nos ha hecho sobrevivir"; así como, ha destacado "el amor de nuestros maestros, que nos ha potenciado el sentido de nuestra vida", ha asegurado. La segunda jornada ha concluido con la celebración en el campus de Valencia-Santa Úrsula de sucesivas comunicaciones del III Congreso Internacional de Educación Católica. En éstas han participado profesores de distintas universidades europeas. Entre otros temas, se han presentado las metodologías pedagógicas de Clemente de Alejandría, San Bernardino de Siena y Robert Schuman, la educación en la estética y el Observatorio Universitario para la Violencia, así como temas de patrística y familia adaptados a la educación en la primera infancia.