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Alfonso Grau inaugura las Jornadas de Investigación sobre Violencias Sociales
jueves, 12 de noviembre de 2009 La primera sesión se ha centrado en la percepción social de este problema y la detección precoz entre escolares
Ángela Serrano, profesora de la Facultad de Ciencias de la Educación y el Deporte de la Universidad Católica de Valencia "San Vicente Mártir", ha asegurado que los maestros "deben conocer qué conductas disruptivas tienen que ser atendidas a tiempo" para prevenir posteriores casos de violencia entre menores, "puesto que un alumno que no conoce el límite en el aula va siempre a intentar ir más allá". Esta experta, investigadora también en el Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia, ha pronunciado la conferencia "Detección precoz de los problemas de violencia entre escolares", en el marco de las I Jornadas de Investigación sobre Violencias Sociales, organizadas por el Observatorio Universitario de la Violencia del Instituto Universitario de Psicología Aplicada y Ciencias de la Salud "Ana Balaguer", que se celebran del 12 al 13 de noviembre en el campus de Valencia-Santa Úrsula. En la sesión inaugural han participado Alfonso Grau, director del Instituto Universitario de Psicología Aplicada y Ciencias de la Salud; así como Juan Manuel Badenas, director general de la Agència Valenciana d’Avaluació i Prospectiva (AVAP) y Pablo Broseta, de la Asociación de Amigos de la Fundación Profesor Manuel Broseta, entidades colaboradoras de estas jornadas. ÁNGELA SERRANO: "EL MAESTRO DEBE CONOCER QUÉ CONDUCTAS DEL MENOR SON NORMALMENTE ACEPTADAS O PUEDEN SER PROBLEMÁTICAS" En su intervención, Serrano ha asegurado que es muy importante "detectar indicadores para prevenir antes de que la conducta violenta escolar se presente". En este sentido, ha asegurado que los maestros son piezas fundamentales para la prevención, así, ha añadido que "el maestro debe conocer dentro de la psicología del desarrollo a nivel relacional qué conductas son normalmente aceptables y cuáles no son normales" en el comportamiento del menor y que pueden llegar a generar posibles casos de violencia. Serrano ha expresado que "cuando detectamos indicadores de que algo no va bien en la socialización del menor es probable que aparezcan casos de violencia, ya que la violencia es un problema de socialización". De esta forma, "hay que actuar con rapidez", en cuanto se detectan "conductas previas como agresiones y vandalismo a objetos, nos induce a pensar que el siguiente paso es agredir a compañeros". "Habría que buscar factores de riesgo en el ámbito escolar y familiar que pueden inciden en ese caso", ha añadido. Igualmente, esta investigadora ha advertido que "la escuela no puede trabajar en estos temas sin la familia" y que "la escuela no puede hacer los cambios conductuales si no cuenta con la familia". Así, "la familia en el proceso de formación de un menor es clave y todo proceso de cambio dentro de la familia, toda variación y rasgo afectivo que le afecte va afectar al menor", ha manifestado. Serrano ha reconocido que pese a que todo proceso de cambio es lento pero que en la Comunitat Valenciana "se han puesto en marcha aspectos muy positivos como incluir a la familia en los casos de prevención de la violencia y se han realizado cursos sobre cómo educar, cómo expresar afectos o cómo poner límites, entre otros". Para acabar, esta experta ha detallado que una vez detectado el problema "los siguientes pasos son intervenir y generar para el menor factores de protección como son reforzar los lazos familiares y las redes sociales, mejorar su autoestima y sus habilidades sociales". CRISTIAN RECHEA: "HAY MENOS VIOLENCIA REAL POR PARTE DE LOS JÓVENES QUE LA QUE LA PERCEPCIÓN SOCIAL" Por su parte, Cristina Rechea, Catedrática de Psicología de la Facultad de Derecho de la Universidad de Castilla-La Mancha y Directora del Centro de Investigación en Criminología, ha asegurado que según un estudio –el Autoinforme Internacional sobre la Delincuencia Juvenil- "los datos no ‘avalan’ la percepción social de un aumento llamativo de la conducta antisocial de los adolescentes". Esta experta ha destacado que en este estudio "tampoco parece haber más jóvenes violentos, ni hay un inicio más precoz", así como "tampoco hay un ‘abandono’ en los agentes de socialización, ni ausencia del control social". El Autoinforme Internacional sobre la Delincuencia Juvenil concluye que "se mantiene el porcentaje de consumidores de alcohol pero incrementan significativamente los porcentajes de adolescentes que se emborrachan, que consumen otras drogas, fundamentalmente cannabis, y que trapichean con drogas". Asimismo, se observa un crecimiento de la "prevalencia en las conductas contra el patrimonio, aunque no el en allanamiento, y baja significativamente la participación en vandalismo y violencia contra personas". Igualmente, "no se observa un inicio significativamente más temprano en el conjunto de las conductas estudiadas", aunque, "en cambio, parece que la detección de las conductas ha aumentado en general", según Rechea. La catedrática ha achacado esta "percepción social" por parte de la población a la "amplificación que realizan los medios de comunicación". En este sentido, ha manifestado que "ha aumentado la ‘presentación’ de temas violentos en los medios de comunicación y que la violencia de los jóvenes se percibe como alteradora del sistema que los adultos han creado para sí". Rechea se ha lamentado de que "los medios de comunicación ofrecen una imagen del joven como rebelde, contestatario, trasgresor, arriesgado y agresivo o violento; y se ‘olvidan’ de la gran cantidad de jóvenes que dedican su tiempo libre a actividades de voluntariado prosocial". A su vez, ha detallado durante su intervención que la sociedad tiene una "percepción de la juventud como un grupo peligroso que no se ha sabido controlar ni disciplinar, una especie de situación de ‘pánico moral’, como ha definido Akeström". Los jóvenes tienen ahora "estilos de vida más urbanos y se dan cambios en los patrones de ocio y tiempo libre", así como se observa un "aumento del número de jóvenes que comparten los ritos de paso adolescente durante más tiempo". La experta ha diferenciado entre los "jóvenes con conductas antisociales limitadas a la adolescencia" y "jóvenes antisociales persistentes". En este último caso, el informe revela que "entre un 5 y un 10% de la población de jóvenes presenta una conducta antisocial estable desde la edad preescolar hasta la edad adulta". Su origen suele encontrarse en disfunciones neuropsicológicas mínimas que afectan a las habilidades conductuales y cognitivas del niño. Son menores con un "temperamento difícil, con un alto nivel de actividad, irritabilidad, pobre autocontrol y bajas habilidades cognitivas". Por su parte, los jóvenes con conductas antisociales limitadas a la adolescencia "tienen un componente reforzador en ese momento vital, ya que les hace parecer ‘mayores’, ‘jóvenes’, arriesgados e incluso es divertido". Aunque son conductas que se "abandonan al crecer", puesto que la percepción de las consecuencias de la conducta antisocial "cambia del refuerzo al castigo". Estos adolescentes y jóvenes son "responsables de conductas antisociales que les sirven para alcanzar sus deseos y efectúan robos, hurtos pequeños, vandalismo o consumo de drogas, entre otras". Seguidamente, se ha celebrado una mesa redonda sobre violencia en el ámbito familiar en la que han participado Eva Amador, Directora de la Fundación FAVIDE de Atención a las Víctimas del Delito; Reyes Selvi, Gerente de la Fundación Tolerancia Cero; y Antonio Gastaldi, Director General Justicia y Menor. En su intervención, el director general de Justicia y Menor ha destacado "el trabajo que se desarrolla en las escuelas de padres de los centros de la Colonia San Vicente y del Mariano Ribera pues es fundamental una intervención conjunta tanto con los menores como con los familiares para resolver los conflictos dentro del seno familiar". ENRIQUE CARBONELL: "EL PROCESO DE AISLAMIENTO DE LA VÍCTIMA ES UNA DE LAS VIVENCIAS DE MALTRATO Y DE DAÑO PSÍQUICO MÁS PERVERSOS QUE HAY" Enrique Carbonell, codirector del Máster de Psicología Jurídica de la Universidad Católica de Valencia "San Vicente Mártir" y profesor del Instituto de Criminología y Ciencias Penales de la Universitat de València, ha asegurado durante la ponencia que ha pronunciado que "el proceso de aislamiento" que sufren las víctimas "es una de las vivencias de maltrato y daño psíquico más perverso que hay y que afectarán al proceso de curación posterior". El proceso de aislamiento lo experimentan las víctimas en procesos prolongados en el tiempo de acoso sexual, acoso laboral, acoso escolar, maltrato y violencia de género e, incluso, de abusos sexuales a menores", entre otros. "Esta dinámica de aislamiento forma parte del proceso de éxito del acosador", ha señalado Carbonell. "La dinámica no triunfa si la víctima no está completamente aislada; por tanto, la víctima tiene que separarse del resto y tiene que convertirse en elemento central no sólo del acosador sino de todo el sistema porque si no es así el proceso de acoso no triunfa", ha añadido. Este experto ha ejemplificado en el caso de una situación de maltrato en una pareja en la que "el agresor restringe primero la relación con otros hombres y luego pasa a hacerlo con sus amigas, en su mundo laboral, su familia hasta el punto que la víctima es sí o sí dependiente del agresor". Asimismo, Enrique Carbonell ha subrayado que en la intervención posterior "es un factor crucial atender este aspecto". Como también lo es, ha asegurado, "un factor a tener muy en cuenta en la prevención y evitar que la potencial víctima esté sola". Finalmente, se ha celebrado una mesa redonda titulada "Estrategias de intervención educativa", moderada por Lluís Marco, Vicedecano de Magisterio, en la que han intervenido Ana Rodríguez, Investigadora del Centro Reina Sofía; Benito Campo e Iván Burguete, del Centro de Reeducación de Menores Colonia S. Vicente Ferrer de Burjassot; Margarita Cañadas, Vicedecana de Terapia Ocupacional y Coordinadora del programa personas con discapacidad de la Oficina de Acción Social en la UCV; y Salvador Peiró Profesor de la Universidad de Alicante; Director de la Unidad Singular de Investigación Interdisciplinar sobre Violencia y Educación de la Universidad de Alicante.