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Mons. Escudero inaugura el Congreso sobre el 60 Aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos
martes, 9 de diciembre de 2008 Organizado por el Instituto Universitario de Investigación en Derechos Humanos "Benedicto XVI"
Mons. Esteban Escudero, obispo auxiliar de Valencia, ha inaugurado el Congreso que conmemora el 60 aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos, organizado por el Instituto Universitario de Investigación en Derechos Humanos "Benedicto XVI" de la Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir (UCV). La Declaración Universal de los Derechos Humanos fue promulgada por la Asamblea General de las Naciones el 10 de diciembre de 1948. Mons. Escudero ha destacado la "importancia de la Iglesia Católica en el surgimiento y en el desarrollo y promoción" de los derechos humanos. En este sentido, ha afirmado que "sólo si los fundamentamos en algo sólido, en la dignidad de la persona y su dimensión trascendente, esos derechos tienen garantías de ser respetados siempre; en cambio si lo hacemos en el terreno de las arenas movedizas de las mayorías parlamentarias esos derechos podrán ser suprimidos en cualquier momento". En la inauguración del congreso también han participado Antonio Corbí, director del Instituto Universitario de Investigación en Derechos Humanos "Benedicto XVI"; Francisco Lara, Vicerrector de Relaciones Internacionales de la Universidad Católica; y Eduardo Ortiz, Decano de la Facultad de Sociología y Ciencias Humanas. De esta forma, Mons. Escudero ha animado a "defender los derechos humanos como parte de la misión de la Iglesia". Así, ha realizado un repaso por el magisterio de los últimos papas y a la constitución ‘Gaudium et Spes’ nacida del Concilio Vaticano II y, de forma especial, ha destacado la importancia de la intervención de Benedicto XVI ante la Asamblea de los Derechos Humanos el pasado mes de abril. Mons. Escudero ha calificado este discurso del Papa como una "aportación decisiva sobre la fundamentación de los derechos humanos y de los peligros que corren en nuestra cultura de pensamiento débil". En esta intervención, ha subrayado el obispo auxiliar, se puede leer que "estos derechos se basan en la ley natural inscrita en el corazón del hombre y presente en las diferentes culturales y civilizaciones. Arrancar los derechos humanos de este contexto significaría restringir su ámbito y ceder a una concepción relativista según la cual el sentido e interpretación de los derechos podría cambiar negando su universalidad en nombre de los diferentes contextos sociales, políticos o culturales y religiosos". Asimismo, ha expresado que "el Papa advierte del riesgo que corren los derechos humanos si sólo se fundamentan en la legislación positiva". Por este motivo, "los derechos humanos deben estar fundamentados en algo sólido y no en una determinada mayoría política, como ocurrió en el régimen nazi". Mon. Escudero también se ha referido a las palabras del Papa en referencia a la "aportación de las religiones al respeto de los derechos humanos en todo el mundo". De esta forma, se ha lamentado de que a la Iglesia "se nos niega que hablemos de derechos humanos y se nos dice que nos metamos a rezar en la sacristía". "En el momento que digo que soy cristiano, debo callar y esto es absurdo", ha añadido. Igualmente, ha recordado las palabras de Benedicto XVI ante la Asamblea de la ONU cuando afirmaba lo siguiente: "Es inconcebible que los creyentes tengan que suprimir una parte de sí mismos –su fe- para poder gozar de los propios derechos. Nunca debería ser necesario renegar de Dios para poder gozar de los propios derechos. No se puede limitar la plena garantía de la libertad religiosa al libre ejercicio del culto, sino que se ha de tener en la debida consideración la dimensión pública de la religión". ANTONIO CORBÍ: LA NOCIÓN DE DERECHO DEL HOMBRE ES INHERENTE A LA SOCIEDAD OCCIDENTAL MARCADA POR EL CRISTIANISMO Por su parte, Antonio Corbí, Director del Instituto Universitario de Investigación en Derechos Humanos "Benedicto XVI" de la Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir ha reconocido que "los principios que contiene la Declaración, si se ponen lealmente en práctica pueden llevar a las naciones a un auténtico progreso, bien entendido que éste se identifica antes con el primado de los valores espirituales y el progreso de la vida moral" Corbí también ha recordado que la historia de la humanidad cuenta con "precedentes muy valiosos en la defensa del hombre", como el Decálogo del libro del Éxodo, y el "desarrollo del cristianismo que desde sus orígenes reconoce valores tan fundamentales como la igualdad de todos los hombres y mujeres y el respeto a la vida". En este sentido, también ha destacado la "gran aportación que la Doctrina Social de la Iglesia ha realizado en la nueva concepción del Estado, el individuo y la sociedad frente al Antiguo Régimen y frente a los excesos ideológicos que comenzaban a aparecer en la sociedades industrializadas". Igualmente, ha enumerado las encíclicas más importantes que los papas, desde León XIII con la "Rerum Novarum" se han "hecho eco de los derechos naturales y fundamentales del hombre". Asimismo, ha subrayado el "cuerpo doctrinal sobre derechos humanos elaborado por el papa Juan Pablo, entre la que destaca la ‘Centessimus Annus’". Al igual que su sucesor Benedicto XVI que "sigue insistiendo en la funcionalidad de los derechos humanos para detectar todo ataque contra la dignidad del ser humano y todos los abusos de la arbitrariedad del poder político en la medida en que los derechos humanos expresan la naturaleza humana". Corbí también se ha referido a la noción de "derecho del hombre" que es "en cierta medida inherente a la civilización occidental marcada por el cristianismo". "El valor sobre el que reposa esta noción, es decir, la dignidad de la persona, es una verdad universal destinada a ser recibida de forma cada vez más explícita en todas las áreas culturales", ha añadido. Se trata de "valores universales que deben ser cuidados y cultivados en la sociedad" para que no desaparezcan de las leyes. De igual forma, ha tratado sobre "el mal fundamento que ciertas corrientes de pensamiento dan a la libertad, ya que a libertad se puede anular y hartar de sí misma cuando se convierte en una realidad vacía". "La humanidad ha sido testigo en el siglo XX de que la decisión de la mayoría sirve para derogar la libertad", ha recordado. Asimismo, "cuando la libertad de expresión y de creación no está orientada hacia la búsqueda de lo bello, de lo verdadero y del bien, sino que se complace en la producción de espectáculos de violencia, de malos tratos o de terror, estos abusos repetidos con frecuencia hacen precarias las prohibiciones de tratos inhumanos o degradantes, sancionados por la Declaración universal de los Derechos del Hombre". El director del instituto Benedicto XVI también ha apuntado que "lo mismo ocurre cuando la fe y los sentimientos religiosos de los creyentes pueden ser puestos en ridículo en nombre de la libertad de expresión o de fines propagandísticos. El respeto de la libertad religiosa es un criterio no sólo de la coherencia de un sistema jurídico, sino también de la madurez de una sociedad libre". "Apartarse de las grandes fuerzas morales y religiosas de la propia historia es el suicidio de una cultura y de una nación", ha manifestado. Así, "un hombre y una sociedad que vivan de espaldas a los preceptos de la ley natural, se degradan en la misma proporción… El fraude y el engaño provocan la desintegración social; el divorcio destroza la familia; el permisivismo engendra una espiral de violencia; la injusticia es fuente de pobreza y marginación", ha señalado. Corbí se ha referido a la importancia de estudiar todo lo concerniente a los derechos humanos. De esta forma, "el Patronato de la Universidad Católica de Valencia, siguiendo las directrices de nuestro Gran Canciller en defensa de los derechos humanos, consciente de las amenazas que en la actualidad se ciernen sobre la tutela, ha querido contribuir a su defensa a través de la creación del Instituto de Investigación de Derechos Humanos, con el significativo nombre de "Benedicto XVI". En este campo, "la Universidad Católica junto a otras instituciones tiene una contribución irreemplazable que aportar, pues en la dimensión trascendente de la persona se sitúa la fuente de su dignidad y de sus derechos inviolables. Nada fuera de ello", ha afirmado.