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“Ser delegado de la UCV es defender el escudo que tienes en el pecho y no el nombre que llevas en la espalda”
Carola Minguet
/ Categories: Noticia, Estudiantes

“Ser delegado de la UCV es defender el escudo que tienes en el pecho y no el nombre que llevas en la espalda”

Delegados de alumnos

Juan Andrés Morata Rodríguez, alumno de tercero de Derecho en la Facultad de Ciencias Jurídicas, Económicas y Sociales, es el nuevo delegado de alumnos de la Universidad Católica de Valencia (UCV). Juan Andrés ha empleado una analogía deportiva para expresar lo que supone el cargo: “Ser delegado de la UCV es defender el escudo que tienes en el pecho y no el nombre que tienes en la espalda”. Este joven tiene claro desde la cuna que el servicio es un motor vital; venezolano, su familia vino a España siguiendo el legado de su abuelo, que huyó de la dictadura: “Hay que dar solución a los problemas, hacer un servicio a los demás, ser altruista”, reconoce el futuro abogado.

Con él y con el subdelegado general, Aurelio Sanchis Llopis, estudiante de cuarto de la doble titulación de la Ciencias de la Actividad Física y Deporte y Fisioterapia, conversamos en la siguiente entrevista, donde recogen las propuestas y retos que han trasladado personalmente al rector, José Manuel Pagán, acompañados de la vicerrectora para los Estudiantes y Acción Social, Beatriz de Ancos. Y es que la andadura que han emprendido ya ha dado frutos en la cohesión de la comunidad universitaria; ambos coniciden: “Facultades, servicios y alumnos tenemos que ir a una”.

¿Cuáles fueron vuestras propuestas y por qué consideráis que fueron decisivas para ser elegidos?

Juan Andrés: Fundamentalmente, poder canalizar las propuestas de los alumnos, dándolas a conocer a todas las facultades y servicios, así como poder trabajar conjuntamente con ellos, pues creemos que hace falta una unificación en muchísimas áreas. Lo que ofrecí para el estudiantado fue una coordinación y recuperar aquellas cuestiones del reglamento que no se estaban cumpliendo (la celebración de consejos, propuestas de movilidad…) que pudieran ayudar al estudiante. Así, nos comprometimos a que, cuando detectáramos problemas que también fueran externos, estuviéramos presentes en esos problemas y poder ayudar.

Aurelio: Me presenté a la delegación de la Facultad de Torrent, pero, por disponibilidad de tiempo, no tenía pensado “saltar” a la Universidad. Contactó Juan Andrés con los diferentes delegados comentándonos sus propuestas -sobre todo, querer trabajar juntos y por el alumno- y me animé. Al final, no somos una Universidad Católica solo de nombre, y más importante que hacer muchas cosas es hacer notar que lo primero es la persona, como bien dice nuestro lema.

¿Y qué ha sido por ahora lo más destacable?

J.A.: De no haber celebrado ningún consejo o solo consejos generales en años anteriores, este curso ya llegamos a los casi veinte consejos de estudiantes realizados entre todas las facultades. Hemos conseguido que las peticiones recibidas se hayan canalizado y se han multiplicado por tres porque hemos utilizado un servicio único para retenerlas.

A.: Así es: el alumno tiene más voz en la Universidad, más cabida en la toma de decisiones y sabe qué ocurre.

¿Qué relación mantenéis con los delegados de clase, delegados de titulación y delegados de facultad?

J.A.: Tenemos distintos grupos de contacto para poder canalizar los problemas en el momento en que se presentan y, al mismo tiempo, como delegado general, estoy a tiempo completo para los estudiantes. Con los delegados generales, tanto a nivel individual como grupal, hemos recuperado una comunicación efectiva y total, lo que ha sido fundamental. Esto nos ha llevado a proyectos como la recolección de fondos para La Palma o la carrera en la que estamos participando ahora desde todos los consejos en relación con el Servicio de la Actividad Física y Deporte, también para los damnificados por el volcán. Hay una comunicación efectiva y se ve en los resultados.

La representación estudiantil no se circunscribe a la UCV... ¿Cuál es vuestra labor externa?

J.A.: Pues en distintos ámbitos, desde las sectoriales de distintas titulaciones, como el Consejo Nacional de Estudiantes de Derecho o de Nutrición, donde venimos participandos desde años atrás, a otras nuevas actuaciones. La idea es atender a los problemas reales de la sociedad y ser parte activa de los cambios que hacen falta. Al final siempre estamos con la premisa de que los jóvenes son el futuro, pero tenemos que acostumbrarnos a que también somos el presente. Desde la Universidad queremos construir las bases del país y de la sociedad que queremos.

¿Cómo combináis vuestra labor de delegados y los deberes de estudiante?

J.A.: Organizándome con un método de agenda llamado bullet: para cada hora, una gestión. Intento compaginar todo, a veces con la dificultad de dejar tu disponibilidad a merced de los demás. Pero se puede gestionar, servir y estudiar.

A.: Al principio no llegaba a todo, la verdad; me costaba organizarme. Me ha ayudado la orientadora de mi sede, con la que tengo buena relación, y ahora es otra cosa. Ya en primero había contactado con ella para gestionar horarios y ahora me ha enseñado a hacer lo que toca en cada momento.

Al margen de la misión concreta que se os ha asignado, ¿qué destacaríais de vuestro paso por la UCV?

J.A.: Lo que destaco siempre, además del ideario (que es lo que a muchos nos ha movido a estar en esta Universidad) es el hecho de que primero somos personas y desde esta premisa, nos formamos no solo para ser los mejores profesionales, sino ciudadanos íntegros a los que nos interese el servicio a los demás. Y justo la UCV, su arraigo institucional, nos impulsa a entender que hay que formarse para ayudar, formarse para servir.

A.: El trato del profesorado, porque nos tratan a cada alumno como personas y no como números, y de todo el personal de administración y servicios. Un trato excelente que no siempre aprovechamos.

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