Trashumancia y Paisaje Mediterráneo (Pablo Vidal, Levante EMV)

Trashumancia y Paisaje Mediterráneo (Pablo Vidal, Levante EMV)

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Joaquín ha bajado una vez más con su rebaño de ovejas carteras, casi 600, desde los pastos de altura de la sierra de Gúdar hasta las más templadas tierras de Soneja, en la provincia de Castellón.

Este año ha sido particular, pues las nevadas de principios de noviembre parecían augurar que habría que bajar antes de la fecha establecida, el 12 de noviembre. Sin embargo, el tiempo ha dado una tregua y su comitiva de ovejas blancas, de raza protegida aragonesa descendiente de la famosa oveja merina, ha podido iniciar el descenso. Resulta espectacular observar los cambios en la vegetación mientras vamos descendiendo desde los 1800 metros de altura, donde las ovejas se han dado un festín de rebollones y otros hongos gracias a la lluvia que ha caído durante todo el verano y el otoño. Los prados verdes han dado una alegría a los pastores, cuya misión principal es que su rebaño coma abundantemente.

Tras un primer descenso hemos abandonado las sabinas rastreras y hemos ido contemplando nuevas especies vegetales más apropiadas para los diferentes suelos climáticos que nos hemos encontrado, aunque hemos vuelto a ver el cojín de monja o asiento de pastor (Erinacea anthyllis) en los aledaños de Barracas, señal de que esta población, no tanto por su altura como por su frío aire, comparte elementos botánicos de zonas más altas como Gúdar o Penyagolosa. Hemos encontrado muchas carrascas truferas, la nueva fiebre productiva de esta zona que no permite otros cultivos, plantadas en zonas acotadas por vallas, que no siempre han respetado la anchura de la vía pecuaria principal que estamos utilizando. En las mismas zonas, y desde allí hasta bien abajo, también nos han acompañado las carrascas, repletas en estas fechas de bellotas, que han hecho las delicias de nuestros acompañantes. Menudas carreras para llegar las primeras y comer más bellotas.

Solo tras acercarnos a las Cuestas del Ragudo hemos podido reconocer los romeros, que nos daban la bienvenida a un piso vegetativo más templado y mediterráneo. Las abundantes lluvias otoñales han hecho que estas plantas estuvieran en flor en noviembre, para delicia de las ovejas, alguna de las cuales la degustaba por primera vez. Seguro que será también una excelente noticia para los apicultores. El monte seguía plagado de hongos, ya en zonas más bajas, ante la ausencia de heladas, ocasión que no ha desaprovechado el rebaño.

Solo en el cuarto día de vereda hemos podido contemplar los primeros árboles frutales. Almendros ya recogidos, así como olivos, que se recogerán en breve, por lo que el pastor ha tenido mucho cuidado de no entrar con su rebaño. ¡Al ganado le encantan las aceitunas¡ Las lluvias de estos días no han facilitado el acceso a las tierras sembradas y ya recogidas, puesto que con suelos húmedos, el rebaño, con sus abundantes pisadas, lo estropea. Más trabajo para el pastor y el oficio de sus perros, para así controlar los lindes y evitar intromisiones en los cultivos. Nada hay que ponga más nervioso al pastor que hacer daños en los campos y tener que atender reclamaciones por daños.

El último día hemos, cuando los cambios del paisaje ya eran bruscos, en comparación con los pinos negros de las montañas, hemos empezado a encontrarnos con el algarrobo, señal inequívoca de climas templados. Los frutos caídos son una vez más la delicia del rebaño. Junto a él han ido apareciendo las primeras zonas de huerta, así como los primeros naranjos, ya en el último día de nuestra trashumancia. El naranjo nos indica un clima más benigno, sin heladas, por lo que aquí es donde se quedará el rebaño todo el invierno, hasta que ya mediado mayo, el rebaño retome el camino hacia los pastos de estío, donde estarán esperando las frescas hierbas que en esas zonas de altura se presentan durante todo el verano.

Con las lluvias, la vegetación estaba más tierna y las ovejas han comido una media de cinco kilos de verde cada uno de los cinco días de su marcha descendente. 14.500 kilos de pastos aprovechados durante estos días, con el consiguiente ahorro en piensos para el ganadero, de engorde del ganado comiendo alimentos de gran calidad, pero también de limpieza de unas vías pecuarias, de unos corredores ecológicos que se encuentran en mal estado de conservación por la falta de uso.

La trashumancia ha sido, sigue siendo, un medio sostenible y medioambientalmente favorable, de conducir una actividad económica, la ganadería extensiva. Joaquín ha sabido llevar con oficio todos estos años de trabajo, manejando un ganado que se encuentra sano, fuerte y robusto tras recorrer durante cinco días, sin prisa pero sin pausa, en jornadas de sol a sol, la distancia que separa las frías montañas de Teruel a las templadas tierras de la costa mediterránea. Esto ha permitido a sus ovejas adaptarse paulatinamente a las diferentes terrazas climáticas y vegetativas que ha ido encontrando, así como realizar un ejercicio físico que aumentará su salubridad y su esperanza de vida. Gracias Joaquín por tu buen oficio.

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