Humanizar la educación. Homenaje a Juanjo Zabala (Eva Lara, Paraula)

Humanizar la educación. Homenaje a Juanjo Zabala (Eva Lara, Paraula)

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Cuando se menciona a Juanjo Zabala ante los estudiantes que han pasado por sus manos, se puede observar un brillo especial en sus ojos. La mirada de quien simpatiza con un docente, pero no solamente eso, pues esa luz destila respeto y el reconocimiento de haber hallado en el camino a alguien de quien aprender, en quien confiar, al que tomar como modelo. Son muchas las anécdotas que tantas generaciones de alumnos atesoran de este profesor metódico, exigente, disciplinado, con el cual, sin duda, avanzaron en sus estudios, aunque de él no recuerdan solo la lección impartida en el aula (sus enseñanzas han calado profundo y muchos maestros se valen hoy de los conocimientos adquiridos gracias a sus clases), sobre todo guardan con celo y un gran afecto el regalo más importante con el que les obsequió: el valor de la humanidad (del humanismo cristiano), del saber escuchar, de tener siempre las puertas abiertas, del tiempo dedicado incluso en los pasillos si era menester, del consejo de quien ha vivido mucho, pero sigue siendo tan joven en su corazón y en su mente, como para comprender los problemas del alumnado y proporcionar los consejos pertinentes. Ha cuidado de cada una de las personas a su cargo con esmero, como un padre. En definitiva, ha sido mentor, guía, ejemplo y referente. Y seguirá siéndolo siempre.

Recuerdo (y estoy segura de que todos mis compañeros se verán representados) el instante en que aterricé en el departamento de Lengua y Literatura de la Facultad de Magisterio, hace casi diecisiete años. Juanjo me recibió con generosidad, siempre dispuesto a ayudar y a resolver cualquier duda por insignificante que fuera, a orientar en cualquier situación que generara inseguridad o inquietud a una recién llegada, a compartir sus materiales y sus ideas… De su mano fui adentrándome en los recovecos de la docencia universitaria, en los misterios de este maravilloso lugar conocido como Edetania.

Juanjo nos ha visto a todos avanzar, llegar a ser lo que ahora somos y encontrar nuestro sitio en esta universidad. Ha visto crecer a nuestros hijos, siempre presto para asistirnos cuando, por circunstancias, debían visitar nuestros despachos. Atento a las etapas de su crecimiento, ilusionado por su presencia cantarina y risueña, como un abuelo pendiente de sus nietos.

Por esto, no podemos más que darle las gracias por ser como un faro para nosotros, un gran ejemplo de cómo humanizar la educación, pues lo hemos visto en su quehacer, con mayúsculas, día tras día.

Eva Lara es profesora de la Facultad de Magisterio y Ciencias de la Educación

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